El consejo del BCE, en su reunión habitual de los primeros jueves de cada mes, decidió no modificar la política monetaria, a pesar de que el mes pasado su presidente dijo que había unanimidad en adoptar nuevas medidas expansivas. Ahora nos dice que el banco está listo para actuar en junio, pero si es necesario, es decir, si las nuevas previsiones sobre la inflación y el crecimiento que se hagan en este mes lo requieren. A mí esto, ahora que empieza la feria de San Isidro en Madrid, me recuerda la práctica del toreo, que el presidente del BCE domina de maravilla a pesar de no ser español. El caso es que los mercados están pasando por un momento dulce y entran al trapo con bravura. Los tipos de interés de la deuda pública y la prima de riesgo de los países periféricos caen más rápidamente de lo esperado y las bolsas suben. Pero, cuidado, el toro puede darse cuenta del engaño en cualquier momento y eso nos puede costar caro. En todo caso, estas piruetas taurinas de poco sirven para atacar problemas en los que el banco central puede hacer algo: la excesiva apreciación del euro, la fragmentación de los mercados financieros europeos, la falta de crédito en los países periféricos y, en definitiva, el anémico crecimiento de la zona euro.
Otro punto de interés en la semana fue la publicación de las previsiones de primavera por parte de la Comisión Europea (CE) para 2014 y 2015. Como las del FMI publicadas hace un mes, estas previsiones son algo más optimistas por lo que respecta a España, tanto en crecimiento del PIB como del empleo, y se aproximan a las que el consenso de analistas privados veníamos sosteniendo desde hace unos meses. El inicio de la recuperación se está produciendo a un ritmo algo superior al previsto inicialmente, aunque sigue siendo modesto. A pesar de ello, la gente de la calle apenas percibe la mejora, y es que unas décimas más de crecimiento tras una larga y profunda recesión que ha dejado seis millones de parados apenas se notan. Por otra parte, no debemos confundir el final de la recesión con la superación de la crisis, ni mucho menos con los cambios en el modelo productivo que necesita nuestro país para seguir convergiendo con los más avanzados de Europa.
(1) Saldo de operaciones no financieras de las AA.PP. cambiado de signo.
(2) Sin empleados del hogar y cuidadores no profesionales.
Fuentes: Comisión Europea, M. de Economía, M. de Empleo, INE y Funcas. Gráficos elaborados por A. Laborda.
Entre las decenas de cifras que incluyen todas estas previsiones, hay una que merece un comentario a modo de aclaración. Me refiero a la previsión de crecimiento del PIB español que hace la CE para 2015, un 2,1% [gráfico superior izquierdo]. Esta tasa es significativamente superior al 1,8% del consenso privado y de nuestro Gobierno, pero ello tiene “truco”. La CE hace sus previsiones utilizando la hipótesis de que en el periodo de proyección no se producen cambios en la política económica distintos a los ya conocidos. En el caso de la política fiscal, esto supone que varias medidas de aumentos temporales de impuestos que ha llevado a cabo el gobierno desde el inicio de esta legislatura caducan este año, por lo que, si no se renuevan, en 2015 la recaudación caería notablemente y el déficit aumentaría desde el 5,6% del PIB estimado para 2014 hasta el 6,1%. Es decir, la política fiscal sería expansiva. Pero esto no es lo que plantean las previsiones del Programa de Estabilidad, según las cuales, el déficit tiene que reducirse ese año al 4,2% del PIB. Estos casi dos puntos porcentuales del PIB en el déficit llevarían a diferencias en las previsiones de crecimiento de al menos un punto porcentual, por lo que la previsión de la CE no es tan optimista como parece. Como vemos, en las previsiones, como en los contratos, también existe la letra pequeña, que casi nunca se lee, lo que puede llevarnos a conclusiones erróneas.
En cuanto a los indicadores más importantes conocidos en la semana última, los datos de afiliaciones a la Seguridad Social y parados registrados de abril fueron significativamente mejores de lo previsto. El ritmo de aumento de la afiliación, en términos desestacionalizados, sigue acelerándose y alcanza una tasa anualizada del 2,6% para la media de los tres últimos meses en relación a los tres anteriores. Lo más significativo es que el avance de los afiliados alcanza ya a todos los sectores, incluida la construcción [gráfico inferior izquierdo]. Estos datos no casan bien con los de la EPA del primer trimestre, que dio una caída del 0,4% anualizada respecto al anterior, por lo que habrá que esperar a los del segundo para ver cómo se soluciona la contradicción.
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Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).