Tras la intensa recesión que sufrió la economía española durante la crisis, no fue hasta 2017 cuando recuperó el nivel de PIB de 2008, y en 2018 este era un 4,3% superior al alcanzado dicho año. Pero detrás de esta evolución se esconden notables diferencias entre comunidades autónomas.
Así, el año pasado había cuatro comunidades que todavía no habían recuperado el nivel de PIB de 2008: Asturias, La Rioja, Cantabria y Comunidad Valenciana. Por otra parte, las que más habían crecido en comparación con dicho año eran Madrid y Baleares, seguidas por Murcia, Navarra y País Vasco –además de Ceuta y Melilla, economías muy pequeñas con importantes particularidades–.
Gráfico 1
Fuente: INE.
Dentro del grupo de las regiones más exitosas, existen importantes diferencias entre ellas. Madrid y Baleares son economías básicamente de servicios, pero mientras en la primera se concentran servicios de elevada cualificación, en el archipiélago son básicamente turísticos. Canarias, aunque también está especializada en el turismo, ha crecido menos que Baleares, y no ha conseguido situarse en el grupo de las más dinámicas aunque se encuentra en torno a la media.
Por otra parte, Navarra y País Vasco son regiones industriales, relativamente especializadas en sectores de elevado contenido tecnológico, y muy orientadas a la exportación. Murcia no tiene nada que ver con ninguna de las anteriores, y según las cuentas regionales del INE su crecimiento se ha apoyado en una expansión insólita del sector industrial. También Cataluña, con una especialización productiva relativamente avanzada, ha crecido por encima de la media, aunque sin llegar a situarse en las posiciones de cabeza.
En cuanto a las comunidades más rezagadas, su especialización productiva, al igual que, en general, en el resto de regiones que han crecido por debajo de la media nacional, está orientada hacia actividades de menor contenido tecnológico y menor cualificación que en el caso de Madrid, Navarra o País Vasco, aunque en diverso grado. En suma, se puede decir que las regiones con una especialización productiva menos sofisticada, y con un PIB per cápita inferior a la media, se han comportado, en general, peor que las regiones relativamente especializadas en actividades de mayor cualificación y mayor PIB per cápita y que las turísticas.
«Probablemente no sea casualidad la estrecha correlación que existe entre variables como el PIB per cápita o la tasa de desempleo y otra a la que no se presta la atención que merece: la formación de la mano de obra».
María Jesús Fernández
Como consecuencia de ello, la desigualdad territorial, medida a través de la desviación típica de los PIB per cápita, era en 2018 mayor que en 2008. Desde el inicio de la recuperación ha habido una leve mejoría en dicho indicador, lo que indica un cierto cambio en el patrón anteriormente mencionado, pero todavía muy limitado.
Gráfico 2
Fuente: Funcas a partir del INE.
Así, en 2018 el PIB per cápita de la región más pobre –Extremadura– era el 52% del de la región más rica –País Vasco–. Estas diferencias tienen su reflejo más palpable en las tasas de desempleo: el 23,6% en la primera frente al 10% en la segunda. Probablemente no sea casualidad la estrecha correlación que existe entre las anteriores variables y otra a la que no se presta la atención que merece: la formación de la mano de obra. El porcentaje de la población activa con bajo nivel de formación es del 23,6% en el País Vasco, frente al 50,3% en Extremadura.
La dinámica regional mencionada se va a mantener sin grandes cambios a corto plazo. Para 2019 esperamos que Madrid continúe en las posiciones de cabeza, aunque con una notable desaceleración con respecto a 2018. Algo parecido ocurrirá con Cantabria, la segunda comunidad que más creció el pasado año. Navarra también seguirá siendo una de las más dinámicas, pese al gran peso del automóvil en su estructura productiva, ya que, al menos por el momento, sus exportaciones no se han resentido de la mala situación que atraviesa el sector. Aragón, con una fuerte presencia de la misma actividad, tampoco acusa un gran impacto, pese a lo cual prevemos un crecimiento mucho más moderado, debido a la débil evolución de sus servicios. Castilla y León es la comunidad que acumula un mayor declive de sus exportaciones automovilísticas, lo que la situará también entre las más rezagadas. Finalmente, el turismo ha recuperado algo de impulso, por lo que la desaceleración en Baleares y Canarias será más suave que la media nacional. En cuanto al grado de desigualdad en el PIB per cápita, esperamos que se mantenga en un nivel semejante al del año anterior.