La brecha salarial es quizás el máximo exponente de la desigualdad de género en el ámbito laboral, por lo que ha sido objeto de numerosos trabajos e investigaciones. Con todo, poco se sabe aún sobre los efectos de la última crisis económica en la desigualdad salarial por género. A pesar de que las diferencias retributivas son el primer eslabón de la desigualdad antes de la intervención de las políticas redistributivas del estado, se trata este de un aspecto poco estudiado en España y otros países del entorno, frente a la proliferación de trabajos sobre la evolución de la desigualdad y pobreza en el último ciclo económico.
El objetivo de este artículo es precisamente el análisis de la brecha salarial en España en el contexto del último ciclo económico tratando de distinguir entre el periodo de crisis (2008-2012) y el de la recuperación (a partir de 2013 y hasta 2016 por ser el último año sobre el que existe información de la EAES del INE).
Los datos muestran que la crisis económica truncó la tendencia descendente que venía registrando la brecha salarial debido a la mejora del capital humano de las mujeres que se incorporaban al mercado laboral. El cambio de tendencia, sin embargo, no se produjo en los primeros años de la crisis, sino cuando esta se hizo más intensa en 2010, llegando la brecha salarial a alcanzar casi el 19%, situando a España en una posición relativa respecto a los países europeos peor que la que tenía antes de la crisis (situada en el 17%). Esta transformación de la evolución obedeció a un cambio en la composición de la población ocupada masculina debido a la pérdida de empleo de los trabajadores en los sectores productivos más afectados por la crisis (más intensivos en mano de obra y con salarios más bajos), lo que contribuyó a aumentar el salario medio de los ocupados. Pero el cambio de tendencia también está relacionado con la incorporación al mercado de trabajo durante la crisis de mujeres poco cualificadas y con menores salarios con el fin de compensar la pérdida de empleo de los hombres, resultando en un descenso del promedio salarial de las mujeres.
La evolución de la brecha salarial fue muy sensible al periodo de recuperación económica, notándose su descenso desde el primer año en el que la economía y el empleo comenzaron a remontar. Este descenso ha conseguido que la brecha se sitúe incluso por debajo de los niveles anteriores a la crisis. Con todo, tras una caída importante en 2014, la brecha se ha mantenido estable en los dos últimos años, en torno al 14%. Aunque habrá que observar su evolución en los próximos años, esta reciente estabilidad sugiere que la brecha pueda mantenerse, dada la persistencia aún de segregación por género (por sectores y ocupaciones), el principal factor explicativo de la brecha salarial en España.
«La disminución de la brecha salarial necesitará de medidas que potencien la participación laboral femenina en los empleos relacionados con las STEM, cuya demanda se prevé que aumentará y en los que la presencia de mujeres es aún muy reducida».
A nivel desagregado y en términos generales, se observa una tendencia a la baja de la brecha salarial durante la crisis en los sectores y ocupaciones con mayor presencia de hombres, lo que reflejaría el mayor impacto de la crisis que sufrieron. En cambio, los sectores más feminizados registran, en términos generales, una subida de la brecha salarial.
En cualquier caso, los datos muestran que ha habido mucha variación en la evolución de la brecha de género, lo que apunta a la necesidad de seguir explorando explicaciones adicionales. Y es que el análisis del ciclo económico en la brecha salarial es ciertamente complejo y sobrepasa las pretensiones de este trabajo. Se ha pretendido, eso sí, de suscitar reflexiones que den lugar a estudios más detallados en el futuro. Entre ellas, el efecto la reforma laboral de 2012, en particular en cuanto a la negociación colectiva y el aumento de la flexibilidad salarial en el ámbito de las empresas.
También habrá que prestar atención a tendencias que van a marcar el futuro del mercado de trabajo, como la digitalización. Algunos estudios muestran que sus efectos sobre las mujeres no serán muy marcados en términos netos de empleo, en tanto que crecerá la demanda de algunos sectores, como el de cuidados, muy feminizados pero también con menores salarios. Habrá pues que emprender políticas dirigidas a mejorar la valoración social de estos empleos de modo que obtengan mejoras salariales. Asimismo, la disminución de la brecha salarial necesitará de medidas que potencien la participación laboral femenina en los empleos relacionados con las STEM, cuya demanda se prevé que aumentará y en los que la presencia de mujeres es aún muy reducida.
Combatir la desigualdad de género pasa inevitablemente por tratar de reducir la brecha salarial. Para ello es imprescindible conocer su evolución y determinantes a fin de emprender políticas adecuadas, tanto para combatir la brecha por discriminación directa (como la iniciativa emprendida en el Reino Unido consistente en la publicación de la brecha salarial de las empresas), como también la indirecta a través de políticas de gran espectro. Este trabajo ha tratado de señalar las grandes tendencias, pero deja claro que queda mucho trabajo por hacer.
Más información en el artículo ‘La desigualdad salarial de género en España en el contexto de la crisis económica y la recuperación’, publicado en Panorama Social, número 27.