Durante la Gran Recesión, la tasa de temporalidad experimentó una mejora notable con respecto a los altísimos valores de mediados del año 2007, aunque no suficiente para dejar las posiciones más altas del ranking europeo en el que España sigue instalada. En este artículo, mostramos que dicha evolución de las tasas de temporalidad, sin embargo, no muestra una mejoría real de la precariedad laboral en el mercado de trabajo español. El uso cada vez más extendido de los contratos de muy corta duración (de unas horas hasta menos de una semana) no es totalmente captado por indicadores como la tasa de temporalidad cuando se calcula con datos procedentes de la Encuesta de Población Activa, ocultando parte de la precariedad laboral real. Indicadores y fuentes de datos alternativas que si permiten captarlo, muestran una evolución diferente de la misma.
Al analizar si el mayor uso de contratos de corta duración y el aumento del número de contratos por persona está afectando a las trayectorias de empleo y, en concreto, si los cambios en la contratación temporal han empeorado el de por sí muy limitado acceso al empleo indefinido de los jóvenes, se documenta cómo la acumulación de contratos favorece la consecución de primeros empleos con contratos temporales. Sin embargo, el acceso al empleo indefinido se ha hecho más difícil en comparación con el periodo previo a la Gran Recesión, tanto en términos del tiempo transcurrido hasta el primer contrato indefinido como en el número de contratos temporales previos. Los resultados parecen indicar que el deterioro en el acceso al empleo indefinido se debe principalmente al deterioro en la situación económica y no a los cambios regulatorios derivados de las reformas laborales de 2010 y 2012.
«El peso de las recontrataciones en los nuevos episodios de empleo ha crecido sustancialmente durante la crisis y se ha mantenido durante la fase expansiva actual a pesar del notable crecimiento del empleo neto».
También analizamos si el mayor uso de los contratos de muy corta duración viene acompañado de una extensión del fenómeno de las recontrataciones. A este respecto se muestra que el peso de las recontrataciones en los nuevos episodios de empleo ha crecido sustancialmente durante la crisis y se ha mantenido durante la fase expansiva actual a pesar del notable crecimiento del empleo neto. Además, este fenómeno está íntimamente ligado con el de subsidios cruzados entre empresas y entre sectores en la financiación de las prestaciones por desempleo.
El hecho es que las empresas que no cesan a sus trabajadores (o lo hacen moderadamente) están sometidos prácticamente a las mismas reglas de financiación que las que no utilizan este recurso de forma abusiva. Sin embargo, las primeras acaban financiando las prestaciones por desempleo que generan las segundas. La implantación de un sistema de bonus-malus, por el que las empresas que se aprovechen del sistema en menor (mayor) medida contribuyan menos (más) a su financiación, se justifica por motivos de eficacia y justicia.
Más información en el artículo ‘La contratación temporal en España: nuevas tendencias, nuevos retos, publicado en Papeles de Economía Española, número 156