Logo Funcas

La brecha de género en las pensiones contributivas de la población mayor española

Comparte esta entrada

Las brechas de género observadas en el sistema de pensiones pueden ser explicadas, en gran medida, por las desigualdades existentes en el mercado laboral. Además, factores como el diseño del sistema y otras características intrínsecas al individuo, como la esperanza de vida, contribuyen a que dichas desigualdades sean más o menos acusadas. El sistema público de pensiones en España atiende a un esquema de prestación definida, con una naturaleza contributiva que le otorga una gran importancia al historial laboral del individuo a la hora de determinar tanto las condiciones de acceso a la pensión como la cuantía inicial de la pensión inicial correspondiente. Actualmente, la foto observada en las actuales cohortes de pensionistas de jubilación y viudedad es un fiel reflejo de los principales rasgos del mercado de trabajo del que formaron parte durante sus años como activos. Este artículo estudia empíricamente dos de las pensiones que constituyen la principal fuente de ingresos de los mayores en España: las pensiones contributivas de jubilación y viudedad. También, se estudian algunos de los factores del mercado laboral que más incidencia tienen tanto en las condiciones de acceso a la pensión como en la determinación de la cuantía inicial por pensión.

Tradicionalmente, la desagregación por género de los colectivos de pensionistas de jubilación y viudedad, así como el estudio de los importes medios en concepto de dichas pensiones, les otorga un marcado carácter masculino a la pensión de jubilación, mientras que la pensión de viudedad ha sido principalmente femenina.

La prestación contributiva de jubilación muestra brechas de género a favor del colectivo de pensionistas varones, con una elevada representación masculina en el número de pensionistas, y con unos importes medios por pensión también superiores para los hombres. Sin embargo, el colectivo de pensionistas de jubilación se encuentra en pleno proceso de cambio, ya que entre 2005 y 2017, el número de mujeres pensionistas ha crecido en mayor medida que el caso masculino, habiendo aumentado el grupo de mujeres en un 2,36 % anual mientras que el de los hombres lo ha hecho en un 1,43 %.

«La brecha de género en los importes medios por pensión de jubilación no ha disminuido en los últimos años, siendo incluso más acusada en el caso de los colectivos de pensionistas de edad más avanzada».

El aumento en el número de mujeres pensionistas de jubilación se debe, principalmente, al incremento de la participación femenina en el mercado laboral que se viene produciendo desde las últimas décadas del siglo XX, patrón que se espera que continúe en el futuro de manera creciente, ya que, según datos del INE, las mujeres han aumentado su participación en el mercado laboral hasta representar un 45,46% del total de ocupados en 2017. Además, la brecha de género en el indicador “duración de la vida laboral” que define el Eurostat, se ha reducido notablemente en los últimos años, puesto que, en España, al inicio de la década de los 2000, los hombres contaban con 12,9 años más en el historial laboral que las mujeres, diferencia que ha disminuido progresivamente hasta suponer 4,5 años en 2016. Esta reducción indica que, tomando como hipótesis que cuánto más años cumpla como activo un individuo, más largo será su historial de cotización, cabe esperar que las futuras cohortes de pensionistas contarán con unas condiciones de acceso a la pensión más homogéneas en lo que a periodos de cotización se refiere.

Sin embargo, la brecha de género en los importes medios por pensión de jubilación no ha disminuido en los últimos años, siendo incluso más acusada en el caso de los colectivos de pensionistas de edad más avanzada. Si bien en 2005 las mujeres de 85 o más años percibían una pensión de jubilación un 35,53 % inferior en términos medios a la de sus coetáneos masculinos, en 2017 esa diferencia fue del 40,09 %. Dicha brecha ha aumentado en todos los grupos de edad excepto para las cohortes de edades entre los 65 y 69 años, en las que se ha visto reducida desde 39,12 % en 2005 a 28,97 % en 2017.

«Las mejoras que han venido produciéndose en el mercado laboral en materia de género ya comienzan a reflejarse en el sistema de pensiones, pero el número de mujeres beneficiarias de la pensión de jubilación es aún pequeño en comparación con el de hombres y las diferencias en concepto de ingresos por pensión son aún pronunciadas».

En el caso de la pensión de viudedad, la brecha de género tanto en el número de beneficiarios como en el importe medio por pensión resulta a favor de las mujeres. Esto es debido a que, por regla general, los hombres son los que tradicionalmente han contado con carreras laborales completas y mejores historiales de cotización. El número de mujeres pensionistas de viudedad se ha visto incluso incrementado ligeramente en los últimos años (con un incremento aproximado del 8 % desde 2005 a 2017) explicado probablemente por la mayor esperanza de vida de las mujeres. La brecha de género en los importes medios por pensión de viudedad se ha mantenido siempre a favor del colectivo femenino, viéndose incrementada en un 31,52&nbsp% entre 2005 y 2017.

Aunque las mejoras que han venido produciéndose en el mercado laboral en materia de género ya comienzan a reflejarse en el sistema de pensiones, el número de mujeres beneficiarias de la pensión de jubilación es aún pequeño en comparación con el de hombres, y las diferencias en concepto de ingresos por pensión son aún pronunciadas. Si bien la pensión de viudedad puede ayudar a mejorar los ingresos durante la vejez, este hecho solo puede ser posible en el caso de las mujeres casadas, perdiendo el sistema, en este caso, el principio de equidad cuando entra en juego el estado civil de la persona.

Más información en el artículo ‘La brecha de género en las pensiones contributivas de la población mayor española’, publicado en Panorama Social, número 27.

Comparte esta entrada