Este artículo revisa brevemente la actuación del BCE desde mediados de 2014, cuando la autoridad monetaria inició una nueva fase de política monetaria expansiva. Además de adentrarse en el terreno de los tipos de interés negativos, el BCE desplegó otras medidas no convencionales que han permitido que la política monetaria adquiera un tono acomodaticio. El conjunto de medidas puestas en marcha durante la nueva fase de política monetaria expansiva se analiza desde tres ámbitos: la introducción de tipos de interés negativos, la expansión del balance del banco central y la política de comunicación.
Respecto a la introducción de tipos negativos, el BCE se adentró en estos en junio de 2014 cuando situó el tipo de la facilidad de depósito en el -0,10 por 100, si bien posteriores reducciones llevaron la tasa hasta el -0,4 por 100. Con estos tipos negativos, además de promoverse una recomposición en las carteras de activos que favorecen una relajación general de las condiciones financieras y la concesión de crédito, el BCE eliminó la restricción de no negatividad de los tipos futuros, contribuyendo a reducir las expectativas de tipos y aplanando la curva de tipos.
Por otra parte, el BCE incorporó la expansión del balance como un instrumento adicional en junio de 2014 mediante el TLTRO y el TLTRO II. Estas operaciones de financiación a largo plazo permitieron a las entidades financiarse a largo plazo en unas condiciones muy favorables pero vinculadas a un comportamiento relativamente dinámico de las carteras de crédito concedido al sector privado no financiero. Junto a esta medida y ante el deterioro que experimentaban en aquel momento las perspectivas de inflación, el BCE en enero de 2015 puso en marcha un programa de compra de activos a gran escala (Asset Purchase Programme) basado en adquisiciones de bonos públicos y privados por un valor total de 60 mm de euros mensuales hasta septiembre de 2016 aunque con posteriores recalibraciones. En su conjunto, el estímulo monetario generado a través de las TLTRO y el APP ha sido de una magnitud muy elevada, con una inyección total de liquidez cercana al 30 por 100 del PIB del área.
La tercera pieza de la política monetaria del BCE ha sido la incorporación sistemática de indicaciones sobre la orientación futura de la política monetaria en su comunicación (forward guidance). Ello ha permitido al BCE enfatizar la orientación expansiva de la política monetaria, proporcionado un estímulo adicional al contribuir al anclaje de las expectativas de los agentes e inversores y reduciendo las denominadas primas por plazo de los tipos de interés.
«La política monetaria ha explicado en torno al 50 por 100 del crecimiento nominal del PIB en la zona del euro entre 2015 y 2017. Todo ello, alejando la posibilidad de escenarios extremos de deflación».
El estímulo monetario proporcionado por el BCE se ha traducido en una relajación considerable de las condiciones financieras en el área del euro con caídas en primas de riesgo destacadas en países que partían con mayores primas de riesgo y el abaratamiento de la financiación a empresas y hogares. Desde mayo de 2014, los tipos de interés en las nuevas operaciones de crédito se han reducido en torno a 100 puntos básicos (pb) en el caso de los préstamos a empresas y hogares. Asimismo, se advierte el efecto sobre el crecimiento, apuntándose a que la política monetaria ha explicado en torno al 50 por 100 del crecimiento nominal del PIB en la zona del euro entre 2015 y 2017. Todo ello, alejando la posibilidad de escenarios extremos de deflación.
Respecto al sector bancario, la evidencia disponible, en general, no revela la presencia de efectos contraproducentes de la política monetaria que podrían derivarse de un impacto negativo sobre la rentabilidad de la banca. En el caso del APP y, sobre todo, de las TLTRO, las entidades indican un efecto neto positivo sobre la situación financiera, y en concreto sobre la liquidez, las condiciones de financiación y el capital, con un impacto neto positivo sobre la rentabilidad en el caso de las TLTRO. Por su parte, el tipo negativo de la facilidad de depósito es valorado como negativo por su efecto sobre el margen de intermediación y los intereses netos, con un efecto positivo limitado sobre otras fuentes de ingresos y el volumen de crédito. Tanto el APP como los tipos negativos estarían incidiendo negativamente sobre la cuenta de resultados, considerando el conjunto de respuestas para la zona del euro. En este sentido, algunos análisis empíricos recientes constatan la ausencia de tales efectos negativos una vez que se tiene en cuenta los efectos positivos de la política monetaria sobre la actividad económica, la demanda de nueva financiación y la calidad de las carteras crediticias.
Al mismo tiempo, existen otros elementos que pueden tener una cierta influencia en rentabilidad de la banca y que requieren de un seguimiento cercano, como es el caso del nuevo marco regulatorio y el mayor nivel de competencia al que se enfrenta en estos momentos la banca en relación con la irrupción de nuevos operadores en algunos segmentos del mercado bancario tradicional. Estos cambios con toda seguridad requerirán una profunda adaptación del sector bancario.
Esta entrada es un resumen actualizado del artículo « Las implicaciones macroeconómicas y sobre el sector bancario de la política monetaria del BCE», publicada en el número 155 de Papeles de Economía Española.