Tras la crisis económica iniciada en 2008, los países de la Eurozona más dañados por la misma han visto limitadas sus opciones para impulsar la recuperación. La política monetaria se encuentra en manos del Banco Central Europeo, lo que impide a los países efectuar devaluaciones de sus monedas, y la introducción de políticas fiscales expansivas está limitada por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y otros compromisos comunitarios. De este modo, la devaluación interna, como forma de mejorar la competitividad del país e impulsar su sector exportador, se convirtió casi en la única opción viable.
En los últimos tiempos, la economía española ha sido señalada por las autoridades europeas como una historia de éxito de esta estrategia de devaluación interna. Si bien el PIB se encuentra aún en niveles inferiores a los de antes de la crisis y el desempleo se sitúa alrededor del 20%, el crecimiento económico de España es de los más elevados de la Unión Europea, duplicando al del promedio de la Eurozona, y los indicadores de competitividad han registrado una notable mejoría. La coexistencia de crecimiento económico, recuperación de la competitividad e impulso de las exportaciones parecerían reivindicar la estrategia impulsada por las autoridades europeas.
Nuestro artículo estudia la eficacia de la devaluación interna como mecanismo para impulsar el crecimiento de España a través de las exportaciones netas, centrándose en la evolución de los costes laborales unitarios (CLUs). Este indicador es un agregado que mide el coste laboral por unidad de producto y se calcula simplemente como la relación entre los costes laborales totales a los que se enfrentan las empresas y la producción real obtenida. Es, por lo tanto, una medida que captura el cambio en la competitividad de un país; el indicador ideal para analizar el impacto de la devaluación interna en las empresas exportadoras españolas.
El núcleo del estudio lo forman una serie de regresiones de exportaciones, un instrumento ampliamente utilizado en la literatura previa. Estas regresiones intentan modelar el comportamiento de las exportaciones producidas por un país como una función de su demanda interna, la demanda proveniente del exterior (en especial desde la zona del euro, pero también del resto de Europa o del resto del mundo), la evolución del tipo de cambio efectivo nominal y los CLUs. La clave del proyecto es el análisis de la evolución temporal de las exportaciones en relación con estos elementos, especialmente los referidos a la competitividad, para inferir si la actividad exportadora se ha beneficiado de los ajustes en los precios relativos que se han registrado durante la crisis.
Recuperación, competitividad y exportaciones
Nuestros resultados apuntan a que, en comparación con sus principales socios europeos, las exportaciones españolas presentan una mayor sensibilidad ante la evolución de la demanda externa, en particular de la proveniente de la Eurozona. Asimismo, las exportaciones españolas reaccionan ante cambios en la competitividad; sin embargo, la elasticidad estimada es dos órdenes de magnitud inferior a la estimada para la demanda externa. Cálculos preliminares -teniendo en cuenta la variación observada en la demanda externa y los CLUs, por una lado, y las elasticidades estimadas, por el otroapuntan a que cerca del 80% del crecimiento de las exportaciones entre 2008 y 2014 es simplemente consecuencia de la recuperación de las economías de la zona euro, por lo que debemos concluir que esta última es el principal determinante de la recuperación de las exportaciones españolas y no las mejoras en la competitividad.
«Cerca del 80% del crecimiento de las exportaciones entre 2008 y 2014 es simplemente consecuencia de la recuperación de las economías de la zona euro y no de mejoras en la competitividad».
A modo de reflexión, este trabajo deja patentes dos problemas a la hora de mantener nuestra competitividad exterior y de poder apoyarnos en las exportaciones en tiempos de crisis. Por un lado, si bien a largo plazo la devaluación interna puede ser una estrategia adecuada para mejorar la competitividad española, a corto plazo podría tener efectos en la dirección contraria. Una devaluación interna vía la mejora de los CLU, que normalmente implica la reducción de los salarios en términos reales, reduce los ingresos de los agentes de la economía sin mermar sus deudas, convirtiéndose inmediatamente en una reducción de la demanda interna. Así pues, la evolución de la demanda domestica podría neutralizar cualquier efecto que la reducción de costes laborales unitarios pueda tener a corto plazo sobre las exportaciones. Por otro lado, para afianzar nuestra posición en el exterior, España debería impulsar una estrategia de diversificación territorial del destino de sus exportaciones, pues la mayor dependencia de la demanda procedente de la Unión Europea nos hace más susceptibles de sufrir contagio durante periodos de crisis como el ocurrido durante 2008-2014.
Esta entrada es un resumen del artículo ¿Ha mejorado la competitividad exterior gracias a la devaluación interna?, publicado en el número 150 de Papeles de Economía Española. Puede acceder aquí al sumario de la revista.