Durante la crisis económica se redujeron los presupuestos de todas las Administraciones Públicas destinados a financiar las actividades de I+D. En el caso de la investigación científica la caída del gasto público se cifró en unos 900 millones de euros; el 17 % del nivel alcanzado en 2009, de manera que se pasó de una cifra de los 5.250 millones en ese año a otra de 4.640 en 2014. Sin embargo, esos recortes se han visto acompañados por un extraordinario aumento de la productividad científica. No sólo eso: la producción científica española creció más que la media mundial; y por ello, la cuota de participación en la producción científica mundial aumentó del 3,1 al 3,2 por ciento y, además, mejoró la calidad de nuestra ciencia.