El crecimiento económico, con aumentos significativamente elevados en el nivel de producción, es un fenómeno relativamente reciente si atendemos a la evolución de los niveles de producción en los últimos dos mil años. De hecho, lo que hoy consideramos como crecimiento económico, con incrementos medios anuales de la producción en torno al 2%, representa una tendencia que solo se observa a partir de la Revolución Industrial, inicialmente en un número limitado de países y con tasas de crecimiento más moderadas, siendo más intenso y amplio este fenómeno durante la segunda mitad del siglo XX. Anteriormente, las tasas de crecimiento de la producción han resultado ser muy reducidas y cercanas a cero durante periodos de tiempo considerablemente elevados. Incluso, han existido épocas en las cuales se han producido retrocesos en la renta per cápita en muchas economías cuyos niveles solo se han recuperado una vez transcurrido un lapso de tiempo considerablemente elevado. Este cambio en el crecimiento económico producido a partir de la Revolución Industrial ha llevado a considerar al progreso tecnológico como el motor fundamental del crecimiento de la producción a lo largo del tiempo, dado que en periodos anteriores el progreso tecnológico ha sido muy limitado, al igual que los avances en la producción.
Se constata la disminución, en el período 1980-2017, de la participación de las rentas del trabajo respecto a la renta total, al contrario que en las décadas anteriores a 1970
Por otra parte, tanto los niveles como las tasas de crecimiento de la renta per cápita muestran una elevada variabilidad entre economías, no observándose una clara tendencia en la reducción de estas diferencias. Hemos analizado los determinantes del crecimiento económico adoptando una perspectiva global, considerando una muestra extensa de países, tanto desarrollados como en vías de desarrollo, mediante la utilización de la denominada contabilidad del crecimiento. Este enfoque parte de la definición de una función de producción agregada donde se consideran todos los factores que determinan el nivel de producción. Una vez definida la función de producción agregada de la economía y calibrados los parámetros de la misma, podemos obtener una medida de la productividad agregada, representativa del estado de la tecnología. El crecimiento de la producción se explica por dos grupos de factores: acumulación de inputs (crecimiento extensivo) y progreso tecnológico (crecimiento intensivo). El crecimiento extensivo hace referencia a la proporción del crecimiento de la producción que viene explicado por el aumento en la cantidad de factores productivos, mientras que el crecimiento intensivo hace referencia al cambio tecnológico que aumenta la eficiencia productiva. La fuente de información que hemos usado en nuestro análisis es la base de datos Penn World Table (PWT), versión 9.1. La PWT es una base de datos que contiene un gran volumen de información para una amplia muestra de países. La muestra seleccionada para la realización del análisis comprende un total de 113 economías, mientras que el periodo seleccionado es de 1980 a 2017, excepto para los países de Europa del Este, que incluye a países surgidos a partir de la desintegración de la Unión Soviética, para los cuales únicamente disponemos de información para el periodo 1994-2017.
El análisis realizado muestra que ha habido poca convergencia en el PIB per cápita o en el crecimiento de la productividad durante el período considerado. Los resultados obtenidos muestran una ralentización en el crecimiento de la productividad agregada, observándose que la aportación de la productividad total de los factores (PTF) al crecimiento de la producción ha sido moderada, e incluso negativa para un conjunto de países en vías de desarrollo. Estos resultados contrastan con los obtenidos anteriormente por la literatura, en la cual los avances en la PTF explicaban una proporción muy elevada del crecimiento económico. Los resultados que presentamos en este artículo contradicen esta visión tradicional del fenómeno del crecimiento económico, indicando que para el periodo 1980-2017, la acumulación de factores productivos ha sido el principal motor del crecimiento de la producción. El capital humano también ha sido un factor relevante a la hora de explicar la evolución de la producción, teniendo un efecto positivo en todas las economías, principalmente en Asia, África y América del Sur, precisamente en aquellas economías que partían de menores niveles de capital humano, por lo que en términos de este componente tecnológico las diferencias entre países se han reducido. Por último, también se constata un cambio en la distribución de la renta, con una disminución de la participación de las rentas del trabajo respecto a la renta total, al contrario que lo ocurrido en las décadas anteriores a 1980, fenómeno que puede tener importantes consecuencias a la hora de determinar el grado de desigualdad en la distribución de la renta dentro de cada economía.
Esta entrada es un resumen del artículo ‘Factores determinantes del crecimiento económico: una comparativa a nivel mundial’, publicado en el número 164 de Papeles de Economía Española.