Hablar varios idiomas es una habilidad de creciente importancia en un mundo tan globalizado como el actual. El dominio de varias lenguas mejora las capacidades cognitivas, facilita el desarrollo profesional y cultural, y contribuye a la socialización en un entorno cada vez más internacional. En particular, y por citar dos de las ventajas más novedosas del conocimiento del inglés, la lingua franca internacional, cabe recordar, por una parte, que abre la puerta a una vasta oferta de recursos educativos especializados online, de modo que, hoy en día, no se trata ya solo de un objetivo educativo instrumental para otros ámbitos de la vida, sino también de una herramienta para poder seguir formándose. Por otra, ese conocimiento optimiza el uso de herramientas de inteligencia artificial, como asistentes virtuales o traductores automáticos, puesto que muchas operan principalmente en ese idioma o consiguen mejores resultados si se utilizan en él.
Sin embargo, según datos del Eurobarómetro Especial “Los europeos y sus idiomas”, en 2023 España, con un 30%, ocupaba la cuarta posición de la Unión Europea en la proporción de encuestados que nunca había aprendido otro idioma, notablemente por encima de la media comunitaria (21%) y solo por detrás de Rumanía (40%), Irlanda (38%) y Portugal (33%) (gráfico 1). Aunque no haber aprendido nunca otro idioma es más común entre las personas mayores —así lo declaran, por ejemplo, dos tercios de los mayores de 74años— el resto de la población adulta española tampoco se posiciona favorablemente en comparación con sus pares europeos (gráfico 1). A pesar de que entre los más jóvenes (de 15 a 24 años) son muy pocos los que nunca han aprendido otro idioma, el 16% del segmento entre 25 y 34 años y el 21% en el grupo de 35 a 44 declaran no haberlo hecho nunca. Ambas cohortes de edad presentan los terceros porcentajes más altos de la UE, detrás de los de Irlanda y Rumania.
En todo caso, declarar haber aprendido otro idioma no siempre se traduce en un dominio suficiente para, por ejemplo, poder participar en una conversación en esa lengua. Solo el 39% de los encuestados en España afirma que puede hacerlo en inglés, bien porque sea su lengua materna o bien como segundo, tercer o cuarto idioma, más de diez puntos porcentuales por debajo del conjunto de la UE27 (gráfico 2). Aunque esta cifra supone una mejora significativa con respecto al 17% registrado en 1987 y al 27% en 2005[1], España ocupa, en este indicador, la sexta posición por la cola en la UE27, en una posición algo mejor que la de Italia (34%) y algo peor que las de Portugal y Francia (42%) pero a bastante distancia de la de Grecia (52%), mientras que en la mayor parte de los países nórdicos las cifras superan el 90%.
Las diferencias por edad en el manejo del inglés son notables. Mientras que alrededor de dos tercios de los jóvenes declaran hablar inglés, entre las personas mayores esta proporción se reduce a uno de cada seis (gráfico 3). En todo caso, y aunque en el tramo de edad de 25 a 44 años los resultados son mejores, también en ese segmento España sigue situándose en una posición desfavorable del ranking europeo. Las diferencias en cuanto al dominio del inglés según el nivel educativo también son sustantivas: en España solo habla inglés el 14% de quienes solo han alcanzado el nivel de educación primaria, frente a más de dos tercios de quienes cuentan con estudios superiores. Entre los que tienen posgrado la cifra supera el 80%. Sin embargo, entre los que han cursado formación profesional superior el porcentaje se reduce al 42%. De hecho, aunque llama la atención que España también ocupa posiciones desfavorables en el contexto europeo en los niveles educativos universitarios, lo hace aún más el deficiente desempeño en inglés de los encuestados con formación profesional. Cabe recordar que, a pesar de los avances en la enseñanza de idiomas en primaria y secundaria, etapas en las que el aprendizaje de idiomas es obligatorio, no lo es así en formación profesional. En 2022, solo el 40% de los alumnos de formación profesional estudiaba un segundo idioma, una cifra pequeña en el contexto europeo[2].
En el Día Europeo de la Educación 2025, que se celebra el próximo 24 de enero, la ONU llama a prestar atención a los retos que plantea la inteligencia artificial para la educación. Entre esos cambios cabe incluir la mayor accesibilidad a la formación en idiomas que facilitan las aplicaciones interactivas y personalizadas. Al mismo tiempo, se abre un nuevo debate sobre la importancia de los idiomas extranjeros en un mundo globalizado y con tecnologías disruptivas que reducen las barreras lingüísticas de manera inmediata. Pero, lejos de perder su relevancia, el manejo de idiomas sigue siendo una herramienta fundamental en el acceso a oportunidades educativas y profesionales. Las nuevas tecnologías, al fin y al cabo, no eliminan la utilidad de saber idiomas, sino que la refuerzan.
[1] Elaboración propia con los datos de los Eurobarómetros 28 (1987) y 64.3 (2005).
[2] Se puede consultar un análisis sobre el aprendizaje de idiomas en distintas etapas educativas, con datos de Eurostat para 2021, en el número de Focus on Spanish Society de noviembre de 2023.