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El sector de la agroalimentación: fusión entre productos tradicionales y modernos

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El actual escenario de globalización está haciendo que la mayor competencia sea un estímulo para la revisión continua de procesos productivos, productos y calidades. La mejora de competitividad es una cuestión clave para no perder cuota en los mercados nacionales e internacionales y potenciar el crecimiento económico.

En este contexto, este trabajo analiza los cambios producidos en la competitividad internacional del sector agroalimentario español tras la entrada de España en la Europa del euro, a través del manejo de diferentes indicadores de competitividad, investigando su cuota de exportación en la Unión Europea (UE-28), sus ventajas comparativas en el mercado comunitario y categorizando sus flujos comerciales según el éxito o fracaso en competencia en precios y en calidad.

En primer lugar, tras el examen de la importancia de la industria agroalimentaria española en las exportaciones totales españolas y en la cuota de exportaciones de la industria agroalimentaria europea, se pone de manifiesto que desde la década de 2000 las exportaciones españolas han mostrado una evolución favorable en términos comparados con sus socios europeos. Esta industria ha aumentado su presencia en la cesta de exportaciones españolas y ha mantenido su cuota de exportaciones en la UE-28, a pesar de desarrollarse en un entorno cada vez más hostil y expuesto a la competencia. La notable expansión de las exportaciones se ha visto favorecida por la reestructuración del tejido empresarial, el aumento de empresas exportadoras, el buen comportamiento de la balanza comercial, la diversificación de las exportaciones hacia productos de más calidad y la atención prestada a nuevos mercados europeos que han crecido con más rapidez. Este avance de las exportaciones no se ha registrado con la misma intensidad en todos los sectores agroindustriales, lo que ha originado cambios a nivel sectorial en la capacidad competitiva internacional y en la composición de la cesta de exportaciones, pese a seguir muy concentrada en solo cinco actividades («Procesado y conserva de carnes», «Fabricación de aceites y grasas», «Procesado y conservas de Pescado», «Otros procesados y conservas de frutas y hortalizas» y «Elaboración de vinos»).

«Para ganar cuota en los mercados europeos hay que combinar el avance en las producciones en las que España tiene contrastada ventajas comparativas tradicionales con producciones más sofisticadas y de calidad».

En segundo lugar se ha analizado el patrón sectorial de las ventajas comparativas, asociado a factores naturales favorables y a menores costes relativos en la producción. Desde el año 2000, se han producido cambios en la estructura sectorial de las ventajas comparativas. Existe un claro predominio de sectores con desventajas comerciales y un mayor número de sectores que empeoran su posición comercial en el mercado comunitario. Los sectores que presentan las mayores ventajas son «Elaboración de vinos», «Aceites y grasas», «Bebidas no destiladas» y «Otros procesados y conservación de frutas y hortalizas». De un examen más exhaustivo por productos, se añade que los productos españoles han registrado más variaciones que sus socios comunitarios en sus ventajas comerciales, ofreciendo un mayor número de productos con ventajas. Comparando la competitividad internacional a nivel sectorial con las ventajas comparativas, se observan sectores competitivos sin ventajas y sectores con ventajas no competitivos. En consecuencia, se puede inferir que la competitividad en los mercados internacionales no está condicionada únicamente por factores vinculados a los precios de los productos, sino que cada vez adquieren más relevancia factores asociados a la diferenciación y calidad de los productos.

Finalmente, con el propósito de conectar los resultados ofrecidos por los diferentes indicadores manejados de competitividad y la competencia en precios y calidad, se ha categorizado el comercio exterior agroalimentario atendiendo al éxito o el fracaso de los productos en los mercados internacionales por tipos de competencia. De esta tipología de comercio se desprende que la mayor diversificación de la cesta de exportaciones hacia productos con más valor añadido, más sofisticados está generando un mayor proporción de productos con ventajas asociadas a su éxito en la calidad. De esta forma la competitividad internacional de la industria agroalimentaria española está transitando hacia productos exitosos en calidad. Los sectores con productos competitivos en los mercados internacionales, que muestran una mayor orientación exportadora hacia los productos de más calidad, son «Procesados y conservas de carne», «Procesado y conserva de pescado» y «Elaboración de aceites y grasas». El hecho de que la mejora en la competitividad internacional de algunos sectores relevantes de la industria agroalimentaria se vea favorecida por la inclinación de su especialización hacia productos más diferenciados, infiere la necesidad de algunas actividades por modificar sus estrategias competitivas hacia una mayor calidad. No obstante, para avanzar en una mayor sofisticación de la cesta de exportaciones y calidad de los productos, se requiere de un gran esfuerzo empresarial que debería contar con el apoyo público de una política industrial que incentive la diferenciación de los productos.

De cara al futuro, para ganar cuota en los mercados europeos hay que combinar el avance en las producciones en las que España tiene contrastada ventajas comparativas tradicionales con producciones más sofisticadas y de calidad con capacidad competitiva internacional.

Esta entrada es un resumen del artículo El sector de la agroalimentación: fusión entre productos tradicionales y modernos, publicado en el número 150 de Papeles de Economía Española. Puede acceder aquí al sumario de la revista.

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