La inmigración ha dejado de ser la gran novedad del panorama social español. Tras la gran sacudida que supuso la crisis en las esferas económica, política y social, cabe ahora plantear que el ciclo migratorio español ha entrado en una nueva fase. Este periodo ya no se define por la magnitud del cambio, sino que se trata, por el contrario, de una etapa caracterizada por la consolidación de la población inmigrante como parte estructural de la población española.
Esta nueva fase del ciclo migratorio se diferencia del periodo previo a raíz de tres procesos fundamentales. En primer lugar, la población residente en España ya no está compuesta mayoritariamente de recién llegados, sino que buena parte de los inmigrantes cuentan con una relativa antigüedad de la residencia. En segundo lugar, la crisis ha transformado el entorno laboral, social y legislativo en el que se integran los inmigrantes. Por último, los inmigrantes han emprendido estrategias activas para su integración social y también, en respuesta a la crisis. Este papel activo se ha desarrollado tanto en la esfera profesional, como formativa y familiar.
«Es imprescindible concebir a los inmigrantes como una parte estructural de la población, consolidada en el territorio y la sociedad española»
La consolidación de la población inmigrante en la sociedad española tras la recesión se pone de manifiesto, en primer lugar, en el mantenimiento de su peso en la población total. A pesar del aumento de la emigración registrado durante la crisis, los datos parecen indicar que el grueso de la población inmigrante permaneció en España, de modo que el porcentaje de nacidos en el extranjero se ha mantenido siempre por encima del 12% desde 2008. En segundo lugar, aunque no debemos subestimar el volumen de nuevas llegadas (como conté aquí en este post), la mayor parte de los inmigrantes cuenta con una notable antigüedad en su residencia. Según datos de la Encuesta Continua de Hogares (ECH) el 44% de los nacidos en el extranjero llevan viviendo en España más de diez años, y el 76%, seis años o más. Los grupos con más antigüedad son los de los originarios de Ecuador, Colombia, Bolivia y Marruecos, entre los que el 85%, 83%, 81% y 78% llevan más de seis años, respectivamente, viviendo en España.
Notable arraigo
Asimismo, las características de los hogares en los que viven los extranjeros apuntan a un notable arraigo de la población inmigrante en España. De los datos de la ECH se desprende que en el 77% de los hogares en los que vive algún extranjero hay un núcleo familiar. Por otro lado, el establecimiento de relaciones de pareja con nativos sugiere un alto grado de integración social de los extranjeros en España: en 2015, uno de cada cuatro extranjeros que conviven en pareja lo hacen con un español. También es relevante señalar que más de uno de cada tres extranjeros (36%) residen en viviendas en régimen de propiedad. Si bien constituye un porcentaje inferior al de los nacionales (53%), se puede considerar notablemente alto para el caso de la población inmigrante.
Por último, podemos hablar de una considerable integración administrativa de los inmigrantes residentes en España. Un tercio de los nacidos en el extranjero tiene nacionalidad española, según la ECH. Esta magnitud es especialmente alta entre los nacidos en Ecuador y Colombia (53% y 57% respectivamente) y es mucho menor entre los nacidos en Marruecos (13%) a pesar de estar también entre los orígenes con mayor antigüedad en la migración española. Esta diferencia se corresponde indudablemente con las normas que favorecen el acceso a la nacionalidad española de los originarios de antiguas colonias.
En definitiva, se trata este de un periodo de consolidación de la población inmigrante en la sociedad española. En este sentido, parece imprescindible concebir a los inmigrantes como una parte estructural de la población, consolidada en el territorio y la sociedad española. Mejorar el conocimiento sobre la diversidad de la población inmigrante, sobre las dificultades de su integración y las dinámicas que puedan generar desigualdad a largo plazo constituye por ello una necesidad en esta nueva fase de la migración en España.
Puede acceder aquí al sumario y la descarga del número 24 de Panorama Social: ‘El nuevo escenario migratorio en España’.