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El despertar de las exportaciones de servicios no turísticos

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Los servicios no turísticos se han ganado un merecido espacio en los análisis de la balanza de pagos en España. No son pocas las razones que lo explican: una, el crecimiento de los ingresos por exportaciones de servicios no turísticos comparado con el del resto de bienes y servicios (durante los últimos 25 años, las exportaciones de servicios no turísticos se han multiplicado por 7,4, las de bienes por 5,9, y las de turismo por 3,9); dos, la diferencia en la evolución de ingresos y pagos que permite un cambio del signo en el saldo de la cuenta de estos servicios, deficitario hasta 2008 y positivo desde entonces, consiguiendo un superávit sostenido que llega a compensar dos tercios del déficit de la balanza comercial en la actualidad o tres, el particular dinamismo de servicios basados en el conocimiento y con un elevado componente tecnológico, aparecen entre las más destacadas. Los anteriores argumentos convierten a los servicios no turísticos en uno de los principales responsables de los cambios estructurales que ha experimentado la balanza de pagos de España durante la última década.

Al revisar el papel de los servicios no turísticos en la balanza de pagos, su aportación a la posición financiera neta del país y el particular comportamiento que muestran cada una de las actividades incluidas en la rúbrica comúnmente denominada como otros servicios surgen algunos interrogantes: uno tiene que ver con la brecha que sigue separando la importancia relativa de los servicios no turísticos cuando se mide a partir de su contribución al producto interior bruto o al empleo, frente a la que aparenta según su peso en el sector exterior. En este sentido, los datos de exportaciones e importaciones brutas infravaloran el papel de los servicios en las operaciones transfronterizas que se realizan. Cuando se tiene en cuenta el valor añadido que incorporan las exportaciones totales, la influencia de los servicios se eleva hasta el 46%.

«Aunque se registra elevada concentración de las exportaciones de servicios no turísticos hacia la Unión Europea, existe una diversificación comercial notablemente superior a la del resto de bienes y servicios».

También hay evidencias acerca de la naturaleza estructural de los cambios experimentados en el sector, lo que –junto a la fortaleza demostrada por las empresas exportadoras de estos servicios– permite anticipar una continuidad del buen comportamiento mostrado hasta el momento. Una de las fortalezas que refuerzan esta previsión es la importancia relativa de los servicios basados en el conocimiento y los de empresa (Cargos por el uso de propiedad intelectual, Telecomunicaciones, Informática e información y Otros servicios empresariales), de hecho, estos servicios explican casi el 70% del crecimiento registrado por las exportaciones de servicios no turísticos en los últimos cinco años.

Cuando el patrón exportador se analiza por destinos presenta algunas particularidades que lo diferencian del que siguen las transacciones en el resto de bienes y servicios. Aunque se registra elevada concentración de las exportaciones de servicios no turísticos hacia la Unión Europea, existe una diversificación comercial notablemente superior a la del resto de bienes y servicios. La importancia relativa de la Unión Europea es sensiblemente inferior a la observada en el caso de los bienes y se observa una presencia relativamente más elevada del resto de regiones especialmente de América latina y Asia.

Considerando la tasa de cobertura por zonas geográficas, junto al crecimiento de las exportaciones como un indicador de la posición competitiva de España, algunos países y regiones van a ser determinantes en el sostenimiento de la capacidad compensatoria que la balanza de servicios no turísticos ha mostrado en el pasado, Reino Unido, Países Bajos, Italia y Portugal dentro de la Unión Europea, América Latina, Marruecos, y los países asiáticos, en el resto del mundo, resultarán estratégicos. De ahí la importancia que adquiere la paralización de las negociaciones de la OMC, con ello de los acuerdos que pudieran alcanzarse en la mesa de servicios, al escenario con el que finalmente culmine la negociación sobre el brexit, o a la actual reorientación de posiciones en política comercial hacia posturas más proteccionistas. Las alteraciones de las reglas del juego en política la comercial influirán, no tanto en la restricción de la competencia, como en la reducción de las facilidades a las transacciones entre países, lo cual puede tener especial repercusión en sectores especialmente regulados como son los servicios.

Más información en el artículo “El despertar de las exportaciones de servicios no turisticos”, publicado en el número 158 de Papeles de Economía Española.

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