La balanza comercial de bienes registró en 2016 un déficit de 18.753 millones, según los datos de Aduanas, 5.420 millones menos que el año anterior. En los últimos 19 años, el déficit solo fue más reducido en 2013.
Esta reducción del déficit anual obedeció a la caída del precio del petróleo ocurrida en los primeros meses del año. De hecho, en la segunda mitad del ejercicio, cuando el precio del petróleo cambió de tendencia, tuvo lugar un aumento del déficit, aunque no lo suficiente como para contrarrestar el fuerte descenso registrado en la primera parte del año.
Las importaciones de bienes intermedios no energéticos repuntaron con fuerza en el último trimestre, lo que apuntaría a un fortalecimiento de la actividad industrial en dicho periodo.
Por otra parte, el saldo comercial excluyendo los productos energéticos, que arroja superávit desde 2012 —esta balanza nunca había registrado un saldo excedentario desde 1985—, ascendió a 1.778 millones, casi 1.500 millones menos que el año anterior. Este descenso obedeció a un aumento de las importaciones superior al de las exportaciones, tanto en términos nominales como reales. No obstante, en términos reales, dicho crecimiento de las importaciones solo fue superior al de las exportaciones en el primer trimestre del año. A partir de entonces su tendencia ha sido a crecer por debajo de estas, por primera vez desde que se inició la recuperación de la economía.
Gráfico 1
Asimismo, en términos tendenciales —es decir, eliminando la erraticidad natural de esta variable mediante una suavización— el crecimiento de las importaciones no energéticas en los tres últimos trimestres de 2016 fue el más bajo desde el inicio de la recuperación. Esto probablemente refleja la ralentización de la demanda interna, aunque la ralentización de las importaciones ha sido más acusada que la de la demanda (ver gráfico), lo que podría ser un indicio de una posible reducción de la elasticidad de las importaciones con respecto a esta última, si bien necesitamos que este patrón se mantenga durante un periodo de tiempo más prolongado para establecer conclusiones al respecto.
Los productos cuyas importaciones han sufrido una mayor desaceleración, hasta incluso registrar tasas negativas en el tramo final del año, fueron los bienes de consumo y de equipo. Por el contrario, los bienes intermedios no energéticos repuntaron con fuerza en el último trimestre, lo que apuntaría, en línea con los resultados de otros indicadores, a un fortalecimiento de la actividad industrial en dicho periodo.
En cuanto a las exportaciones, su crecimiento en términos reales ascendió en 2016 al 3,5%, bastante por encima del crecimiento de las exportaciones mundiales, que fue inferior al 2%, de modo que hemos seguido ganando cuota de mercado.