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El Brexit y la economía española

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La decisión por parte del Reino Unido de salir de la Unión Europea ha provocado un verdadero seísmo en los mercados financieros internacionales. Las Bolsas se han desplomado, la Libra ha sufrido una caída de proporciones históricas y el Euro se ha devaluado con respecto al dólar. Según los principales analistas, la economía británica, que venía creciendo con fuerza, podría sufrir un fuerte frenazo o, incluso, una recesión.

¿Qué le pasará a la economía española? Lo más probable es que la economía española se desacelere, pero seguirá manteniendo un crecimiento superior a la media europea.

«Conviene ponderar el impacto del Brexit. La economía española viene recuperándose y cabe esperar que siga haciéndolo teniendo en cuenta la situación más saneada de las empresas y el crecimiento de la renta de las familias».

A corto plazo, el Brexit tendrá un efecto negativo, por los lazos económicos que existen entre la economía española y la británica. La depreciación de la Libra tendrá un impacto inmediato sobre el turismo, motor importante de la recuperación. Cada año unos 15 millones de británicos vienen a pasar las vacaciones a nuestro país y se gastan 13 mil millones de euros. Ahora dispondrán de un presupuesto reducido, lo cual repercutirá a la vez sobre el número de turistas y lo que se gastan.

GRÁFICO 1

Fuente: Banco de España y Funcas

GRÁFICO 2

Fuente: INE y Funcas

Además, los pensionistas británicos que viven en España sufrirán una fuerte reducción de poder adquisitivo. Su permanencia –probable por el momento– dependerá de las decisiones que tome el nuevo gobierno británico en materia de seguridad social y de los acuerdos a los que llegue con la Unión Europea en esta materia.

También se resentirá algo el precio de la vivienda. Los inversores británicos representan más de la quinta parte de la compra de vivienda por parte de extranjeros. Y ocupan un lugar destacado en materia de inversión directa en España. Por otra parte, la economía británica es el primer destino de la inversión española en el exterior, con un 17 por ciento de la posición total de inversión en el extranjero.

No es fácil predecir el impacto del Brexit sobre el sector exportador. España mantiene un importante superávit comercial con el Reino Unido, un mercado importante para la industria agro-alimentaria española, el automóvil y algunos bienes de equipo. Aún así, estos sectores no deberían verse afectados, dada la tradición de libre intercambio que impera en las islas británicas. De la misma manera, los más de 200,000 españoles que residen en las islas británicas se enfrentan a una situación incierta. El 70 por ciento de esos emigrantes son jóvenes que trabajan o estudian. En definitiva, todo dependerá de las negociaciones bilaterales que abrirán en un futuro próximo.

El impacto sobre el sector financiero y el coste de financiación del Estado y las empresas puede ser significativo. Los mercados bursátiles han sufrido pérdidas sin precedentes en la historia reciente. El aumento de la prima de riesgo que, de mantenerse, podría afectar a las cuentas del Estado, de las empresas y de las familias españolas. Todo ello podría generar más incertidumbre, provocar un aumento del déficit público y frenar el crecimiento de la inversión privada.

Con todo, conviene ponderar el impacto del Brexit. Primero, la economía española viene recuperándose y cabe esperar que siga haciéndolo teniendo en cuenta la situación más saneada de las empresas y el crecimiento de la renta de las familias.

Segundo, la respuesta debería ser contundente. El Banco Central Europeo ha adoptado medidas para evitar problemas de liquidez y asegurar la solvencia de los bancos. Se anticipan medidas adicionales de compra de deuda pública y privada para aliviar las primas de riesgo de España y de otros países. Es cierto que estas medidas, por urgentes que sean, no levantan las dudas que se han abierto por la decisión del pueblo británico. Pero la Unión Europea podría adoptar nuevas iniciativas para hacer frente a los desafíos económicos y a la agravación de las desigualdades sociales que contribuyen al clima de desafección con respecto a Europa y de hostilidad ante la inmigración.

En definitiva, los gobiernos deberían reaccionar de forma concertada para que el Brexit no provoque más que una desaceleración y, lo que es más importante, que el proyecto europeo salga reforzado.

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