El saldo por cuenta corriente de la economía española ha mejorado 11,6 puntos porcentuales del PIB desde el inicio de la crisis, pasando de representar un déficit del -9,6% del PIB a finales de 2007 a un superávit del 1,9% en 2017. Este ajuste ha sido generalizado por rúbricas con un ajuste del saldo de bienes desde un déficit del -8,6% del PIB en 2007 hasta un -1,9% en 2017, caracterizado por una contribución positiva de los bienes energéticos desde 2012; una mejoría del saldo de servicios de más de 2 pp hasta alcanzar un 4,8% del PIB gracias tanto al dinamismo de turismo como de otros servicios y una fuerte reducción, de casi 3 pp, del déficit de rentas hasta alcanzar el -1% en 2017.
En este artículo, identificamos los factores responsables de este ajuste y los categorizamos en cíclicos y estructurales con el fin de evaluar la posibilidad de que los saldos positivos externos mantenidos en los últimos años reviertan en el medio plazo. Los potenciales determinantes de la cuenta corriente han sido tomados de la base de datos de la EBA del FMI e incluyen variables no relacionadas con la política económica (como la productividad, crecimiento esperado del PIB, factores demográficos), determinantes financieros (condiciones del mercado financiero global), cíclicos (como la brecha de producción) y variables relacionadas con las políticas económicas (como el saldo fiscal ajustado por el ciclo y el nivel de gasto público en salud).
«Aproximadamente la mitad del ajuste de la cuenta corriente puede explicarse por la situación recesiva de la economía española y la caída de los precios del petróleo».
Partiendo de estos datos para 49 economías en el periodo 1986-2015, la EBA utiliza regresiones de panel para identificar la importancia de los potenciales determinantes de la cuenta corriente. No obstante, demostramos en este estudio que incorporar la heterogeneidad en las relaciones de la cuenta corriente con sus determinantes en función de las características del país permite reducir los elevados residuos de las regresiones de la EBA, y por tanto, el porcentaje inexplicado de las variaciones de la cuenta corriente. Por ello, seguimos la metodología de la EBA pero con coeficientes específicos para cada país.
De acuerdo con el análisis desarrollado, aproximadamente la mitad del ajuste de la cuenta corriente puede explicarse por la situación recesiva de la economía española y la caída de los precios del petróleo. Entre el resto de factores que habrían contribuido a la corrección del saldo exterior, destacan el ajuste de las cuentas públicas, el envejecimiento de la población, las menores expectativas de crecimiento y las ganancias en competitividad experimentadas en los últimos años.
Tanto la consolidación fiscal como el envejecimiento de la población y las menores expectativas de crecimiento redundan en una debilidad persistente de la demanda interna, que, unida a la mejora de la competitividad, ha contribuido al aumento de la tasa de crecimiento estructural de las exportaciones, en un contexto en el que las empresas españolas buscan nuevos mercados fuera de España. Estos mismos factores (especialmente las ganancias en competitividad) han contribuido también al menor dinamismo en términos estructurales de las importaciones, que se ha visto parcialmente compensado por la pujanza de las exportaciones en empresas y sectores con elevado contenido importador.
Concluimos que mantener los saldos externos positivos en el medio plazo requiere el saneamiento estructural de las cuentas públicas, una reforma de los mercados de factores y de productos que favorezcan el crecimiento de la productividad, y el mantenimiento y profundización de las ganancias en competitividad.
Más información en el artículo “El ajuste por cuenta corriente de la economía española: ¿estructural o transitorio?”, publicado en el número 158 de Papeles de Economía Española.