Dominio y apuros financieros son dos características esenciales de las ligas de fútbol profesional de todo el mundo. En cada país, un número reducido de clubes dominan la competición y, en la mayoría de los casos, lo hace desde más de medio siglo. Este dominio adopta la forma de frecuentes victorias en campeonatos, amplias bases de hinchas y seguidores, y la capacidad financiera para contratar a los mejores jugadores. Este fenómeno no guarda relación con el músculo financiero o el tamaño de la liga nacional en su conjunto. Así, el patrón de dominio imperante en países grandes, como España y Alemania, se asemeja al patrón de dominio en otras naciones futbolísticamente más pequeñas, como Luxemburgo o las Islas Feroe. Este artículo proporciona evidencia para respaldar esta tesis.
Aunque el patrón de dominio es básicamente común de unas ligas nacionales a otras, el camino seguido por los clubs concretos hasta llegar a ostentar el dominio es intrínseco a cada uno y, en ocasiones, producto en gran medida de la suerte o el puro azar. Para ilustrar este hecho, se puede seguir el ascenso hasta una posición dominante de clubs como el Real Madrid, el Manchester United y el Bayern Múnich. Ahora bien, una vez adquirida dicha posición, esos clubs tienen pocas probabilidades de perderla.
«Aunque algunas voces defienden que la regulación en ligas como la francesa y la alemana ha mitigado los apuros financieros, los datos demuestran que dicho fenómeno es igual de prevalente en dichos países que en Inglaterra o España».
Este hecho se explica adaptando la teoría de los costes irrecuperables endógenos de John Sutton. La teoría de Sutton pretende explicar de qué modo el dominio emerge como un equilibrio en determinados sectores. El argumento económico convencional utilizado para explicar la existencia de sectores caracterizados por una alta concentración es la presencia de elevados costes fijos irrecuperables (también llamados costes «hundidos») impuestos por los requisitos tecnológicos (por ejemplo, grandes centrales de generación, en el caso del sector eléctrico). Ahora bien, muchos sectores, como el de refrescos, no se caracterizan por tecnologías que imponen unos elevados costes fijos irrecuperables, y sin embargo presentan un alto grado de concentración. Ello puede explicarse, según Sutton, por el hecho de que los costes hundidos no vienen asociados a la tecnología, sino que son fruto de la elección de las empresas como una vía para competir. En el sector de las bebidas carbonatadas (dominado mundialmente por dos nombres, Coca-Cola y Pepsi), el autor sostiene que estos costes «hundidos» consisten en la publicidad a gran escala. Los rivales potenciales no pueden arrebatarles cuota de mercado mediante la simple competencia, y ello no porque no tengan capacidad para producir a gran escala como ellos, sino porque no pueden permitirse invertir en publicidad las mismas sumas que los dos gigantes internacionales.
Esta teoría puede adaptarse fácilmente al fútbol. En lugar de la publicidad, es la inversión en jugadores lo que representa una barrera para la competencia de los clubs más pequeños. Los grandes clubs, con una reputación y una base de aficionados consolidadas, pueden conseguir financiación para invertir en talento, lo que contribuye a perpetuar su dominio. Para que los clubs más pequeños puedan hacer sombra a los grandes necesitan invertir en talento en una escala similar, pero por lo general no están capacitados debido a las limitaciones financieras. En los últimos años, hemos visto a clubs como Chelsea, Manchester City y Paris Saint-Germain invertir a gran escala y amenazar la hegemonía de los clubs dominantes tradicionales, pero solo gracias a que contaron con el apoyo de propietarios multimillonarios dispuestos a «hundir» grandes sumas de su propio patrimonio en apuntalar a los clubes.
En la teoría de Sutton, junto al núcleo dominante puede coexistir un grupo de empresas pequeñas o «competidores periféricos» (competitive fringe), con escasa o nula tendencia a que estas empresas periféricas crezcan lo suficiente como para volverse competitivas frente a las dominantes. Ese es también el caso del sector del fútbol. En cada país, tienden a existir clubs por debajo de la élite cuya viabilidad financiera se mueve en una delgada línea. En el modelo de Sutton, el tamaño del competitive fringe está limitado por el umbral de rentabilidad, pues las firmas que no son rentables acaban quebrando y siendo liquidadas. En el fútbol, las empresas pequeñas soportan intensas presiones competitivas debido al sistema de ascensos y descensos de categoría. Los clubs también sufren dificultades financieras pero, debido al trascendental papel que los equipos de fútbol tienen en las comunidades locales, difícilmente se les obliga a liquidarse. En lugar de eso, son reestructurados y las deudas antiguas son canceladas.
Como consecuencia, las frecuentes dificultades financieras por las que atraviesan los clubs pequeños complementan el fenómeno del dominio por parte de los clubs grandes. Es posible documentar los apuros financieros como un aspecto común a la mayoría de las ligas nacionales, y que ha formado parte recurrente de las competiciones futbolísticas nacionales. Aunque algunas voces han aducido que la regulación financiera en países como Francia y Alemania ha mitigado este problema, los datos demuestran que dicho fenómeno es igual de prevalente en dichos países que en Inglaterra o España.
Más información en el artículo “Dominio y apuros”, publicado en el número 159 de Papeles de Economía Española.