La dispersión salarial constituye un aspecto económico de primera magnitud porque posee una doble dimensión en términos de eficiencia y de equidad. Para examinar esta segunda dimensión, hemos estudiado la evidencia existente sobre la evolución de la dispersión salarial en los países desarrollados y en España durante las últimas cuatro décadas y analizado en detalle algunas medidas que podrían contemplarse para reducir la desigualdad salarial. Entre estas se consideran una elevación del salario mínimo, el establecimiento de techos salariales y/o de proporciones máximas de salarios dentro de las empresas, y ciertos cambios en la política tributaria. Los principales resultados y conclusiones son los siguientes.
Primero, el incremento de la dispersión salarial y de rentas a largo plazo ha sido generalizado en los países desarrollados. En el caso de la desigualdad salarial, el incremento agregado que se ha producido se ha dado tanto en la parte más alta de la distribución como en la parte baja. Estas tendencias también se dan en el caso español, que presenta un nivel de dispersión salarial elevado si se compara con los países UE-15 o intermedio-alto si se compara con el conjunto de los países desarrollados, y cuya desigualdad salarial agregada ha aumentado en los últimos diez años.
Segundo, los estudios que examinan la evolución de la desigualdad de rentas y de salarios vienen a concluir que la causa principal de la generalizada tendencia al aumento de la desigualdad se encuentra en la creciente desigualdad en la distribución de las rentas de mercado y, sobre todo, de los salarios.
«En el caso de la desigualdad salarial, el incremento agregado que se ha producido se ha dado tanto en la parte más alta de la distribución como en la parte baja. Estas tendencias también se dan en el caso español».
Tercero, el análisis de los factores determinantes de la dispersión salarial sugiere que la disminución de la misma puede lograrse con medidas que incidan en la distribución del mercado de trabajo o con políticas fiscales que redistribuyan a través de los impuestos, el gasto público y las transferencias sociales.
Cuarto, un incremento del salario mínimo podría ser una buena medida, sin efectos negativos apreciables sobre el empleo agregado. Teniendo en cuenta el contexto en el que se realiza la negociación colectiva en España, dicha medida podría tener una influencia importante en la negociación, presionando al alza los niveles salariales en los sectores de bajos salarios, contribuyendo a elevar los salarios de los trabajadores que se encuentran en la parte baja de la distribución y reduciendo la dispersión salarial.
Quinto, las medidas y las recomendaciones dirigidas a influir en las decisiones internas de las empresas pueden tener impactos apreciables. En este sentido, la legislación que limita el salario más elevado o las diferencias salariales dentro de las empresas debe considerase como un ámbito de decisión en el futuro.
Finalmente, en el caso de la imposición, parece haber margen para llevar a cabo aumentos de los tipos marginales más elevados. Además, cambios en el sentido de conseguir un mejor cumplimiento fiscal de la evasión fiscal extraterritorial y reconsiderar la función de los impuestos en todas las formas de bienes y patrimonio deberían formar parte de una evaluación conjunta del papel redistributivo de la aplicación de los impuestos.
Más información en el artículo ‘Desigualdad salarial: una revisión de las medidas dirigidas a reducirla’, publicado en Papeles de Economía Española, número 156