Durante la recuperación de la economía española se ha reducido el endeudamiento privado, se ha ganado competitividad en costes, las entidades financieras no han acumulado riesgos y la balanza de pagos se ha mantenido en superávit. Casi todos los fundamentos de la economía son sólidos. Sin embargo, los elevados déficit y endeudamiento públicos suponen una importante vulnerabilidad, ya que eliminan todo el margen de maniobra de la política fiscal ante un eventual final del crecimiento derivado de los riesgos procedentes del exterior (guerras comerciales, el fin de la política monetaria expansiva…).