La economía valenciana ha registrado en las últimas décadas un declive relativo que ha situado el nivel de vida y bienestar de sus habitantes lejos de los niveles de otras áreas de la geografía española más prósperas. Como consecuencia, en determinados círculos políticos y académicos ha resurgido el debate sobre la necesidad de abordar un cambio de modelo productivo en la región. La idea básica de este cambio es estimular actividades con mayor capacidad para generar valor añadido e impulsar así la renta per cápita.
Aún aceptando que disponer de una estructura productiva con una presencia importante de actividades avanzadas tiene ventajas evidentes, la capacidad de una economía para generar renta y riqueza depende, fundamentalmente, de un conjunto de factores que determinan el crecimiento de la productividad del trabajo; entre ellos destacan los incentivos de las empresas para competir y adaptarse a las necesidades de una economía global en continuo cambio. Asimismo, diversos estudios empíricos han señalado que las divergencias en la composición de la actividad tan solo explican una parte de las diferencias de crecimiento y bienestar entre economías con niveles similares de desarrollo. En cambio, lo relevante es el comportamiento de los sectores productivos y empresas individuales.
La reducida productividad de su tejido empresarial es uno de los principales problemas de la economía valenciana. El rendimiento por ocupado solo supera al promedio español en la agricultura y la construcción, mientras que es inferior en los servicios y, particularmente, en la industria; esta circunstancia es especialmente preocupante puesto que las actividades industriales y terciarias emplean a más del noventa por ciento de los ocupados en la región. En este sentido, nuestros cálculos muestran que si la economía valenciana tuviese la misma estructura sectorial del empleo que la española, manteniendo sus productividades sectoriales, la productividad agregada se reduciría; en otras palabras, la composición de la actividad resulta incluso favorable para la productividad valenciana. Contrariamente, el rendimiento por ocupado aumentaría un 7,3 por 100 si la región mantuviese su estructura productiva pero sus sectores mostrasen los niveles de productividad del conjunto español. Asimismo, dada la distribución valenciana del empleo, si sus sectores alcanzasen el nivel de productividad de Cataluña o Madrid, el rendimiento por ocupado en la Comunidad Valenciana aumentaría un 7 por 100 y un 16 por 100, respectivamente.
«Al igual que en el conjunto español, el tejido empresarial valenciano está dominado por los trabajadores autónomos y las microempresas –entre 1 y 9 asalariados–; sin embargo, la presencia relativa de empresas de muy escasa dimensión es más elevada, a la vez que existe una infrarrepresentación de empresas de mayor tamaño. Esta circunstancia tiene un impacto directo sobre la productividad del trabajo, puesto que los estudios empíricos realizados en países desarrollados señalan inequívocamente que conforme crece el tamaño de la empresa también aumenta el rendimiento por ocupado».
El desfase de productividad de una economía puede explicarse por variables como la falta de capital humano cualificado, ciertos déficit en la dotación de infraestructuras o, también, una política tecnológica y de innovación débil. Igualmente, una de las razones que se han aducido tradicionalmente para explicar la reducida productividad de la economía valenciana es la escasa dimensión de sus empresas, que condicionaría la manera en que estas se organizan y utilizan los factores de producción. Al igual que en el conjunto español, el tejido empresarial valenciano está dominado por los trabajadores autónomos y las microempresas –entre 1 y 9 asalariados–; sin embargo, la presencia relativa de empresas de muy escasa dimensión es más elevada, a la vez que existe una infrarrepresentación de empresas de mayor tamaño. Esta circunstancia tiene un impacto directo sobre la productividad del trabajo, puesto que los estudios empíricos realizados en países desarrollados señalan inequívocamente que conforme crece el tamaño de la empresa también aumenta el rendimiento por ocupado.
«Se han producido ganancias relativas en sectores con mayor componente tecnológico y dinamismo de su demanda, circunstancia que podría ser indicativa de una tendencia hacia un nuevo patrón de especialización del comercio exterior en la región».
Asimismo, y a pesar de la tradicional vocación exportadora de la región, las empresas valencianas parecen haber tenido más dificultades para encontrar en los mercados exteriores una alternativa a la fuerte contracción de la demanda interna durante la crisis de 2008 debido, entre otros factores, a su menor dimensión media. Además, entre 2000 y 2014 la participación de las exportaciones valencianas en el agregado español se ha reducido; no obstante, se han producido ganancias relativas en sectores con mayor componente tecnológico y dinamismo de su demanda, circunstancia que podría ser indicativa de una tendencia hacia un nuevo patrón de especialización del comercio exterior en la región.
Las conclusiones alcanzadas en este artículo tienen, en nuestra opinión, implicaciones relevantes de política económica. En primer lugar, en la Comunidad Valenciana siguen siendo necesarias políticas convencionales encaminadas a fomentar la formación de capital humano –tanto en el seno de la propia empresa como a través del sistema educativo–; impulsar una política tecnológica y de innovación fuerte que sitúe la inversión en I+D+i al nivel de otras áreas de la geografía europea más avanzadas; o seguir invirtiendo en infraestructuras públicas que faciliten el acceso de las empresas valencianas a sus mercados naturales.
En segundo término, las anteriores medidas deberían ir acompañadas de acciones más específicas encaminadas a mejorar la productividad y competitividad de las empresas valencianas. Entre otras, estas medidas deberían incluir incentivos al aumento del tamaño empresarial; normativas dirigidas a simplificar la complejidad regulatoria y la burocracia administrativa –armonizando las normas regionales y municipales con las existentes a nivel europeo–; o reformas que eliminen barreras y limitaciones al ejercicio de la actividad empresarial, incrementando así la competencia en los mercados.
Esta entrada es una adaptación del artículo « Crecimiento y productividad en la economía valenciana », publicado en el número 148 de Papeles de Economía Española. Puede consultar los contenidos completos de la publicación aquí.