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Caída insostenible del ahorro

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Todos los analistas han revisado al alza las previsiones para la economía española. Ahora la estimación de consenso para este año es que el crecimiento se aproxime al 3%. Sin duda, la revisión se debe en buena parte al excelente comportamiento de las exportaciones. Las empresas españolas, desendeudadas y competitivas, se encuentran en situación favorable para aprovechar la aceleración del comercio internacional.

Sin embargo, lo más sorprendente es el repunte del consumo privado, que apenas se resiente de la pérdida de poder adquisitivo de los sueldos, consecuencia de la inflación y de la precariedad laboral. El aumento intenso del empleo explica en parte esta paradoja. Es decir, las familias disponen de más fuentes de ingreso, lo que compensa parcialmente la erosión de los salarios en términos reales. Así pues, se prevé que la renta media disponible aumente algo más del 2%, descontando el efecto de la inflación.

El consumo aumenta a un ritmo medio punto superior. Esto es posible porque el ahorro disminuye proporcionalmente a la renta disponible de las familias. Para el 2017, se anticipa una caída de la tasa de ahorro hasta el 7,5%, el segundo mínimo de la serie histórica (el primero fue en el 2007, justo antes de la crisis).

Gráfico 1

Gráfico 2

(*) Previsión de Funcas.

¿Por qué baja la tasa de ahorro? Una explicación es la creación de empleo, que alienta una sensación de optimismo y que anima a consumir. Algo que se percibe también en otros países. En Europa, los indicadores de confianza entre los consumidores han mejorado notablemente.

Por otra parte, en tiempos de tipos de interés negativos, el ahorro puede resultar poco atractivo. Los depósitos bancarios apenas están remunerados, y la inversión en bonos del tesoro genera unos ingresos netos que no compensan la inflación.

Ahora bien, lo más probable es que la caída en la tasa de ahorro no se prolongue por mucho tiempo. Primero porque la inversión en vivienda se puede convertir en una motivación potente para ahorrar. Las entidades exigen garantías para el crédito hipotecario más estrictas que antes de la crisis.

La caída prolongada del ahorro no es una buena noticia para el endeudamiento que todavía padece el país. La deuda que soportan los hogares sigue en niveles elevados, pese a la reducción registrada desde el estallido de la crisis. Y todo apunta a que el proceso de desendeudamiento se estancará

Además, la mejora económica de la zona Euro hace difícil el mantenimiento prolongado de condiciones monetarias favorables. El Banco central europeo acabará por subir los tipos de interés ante el riesgo de aparición de nuevas burbujas financieras –de las que ya se perciben algunas señales, especialmente en el mercado inmobiliario. En este sentido, se espera un aumento de los tipos de interés antes de finales del 2018, una vez que la recuperación se haya afianzado en Europa.

Asimismo, los cambios demográficos deberían motivar el ahorro de los españoles. Con el actual sistema, muchos activos tienen dudas sobre el nivel de las pensiones que tendrán en el futuro. El fortalecimiento del sistema de pensiones ayudaría a generar confianza, de esta manera el ahorro también aumentaría mediante las aportaciones a la Seguridad Social.

Por último, la caída prolongada del ahorro no es una buena noticia para el endeudamiento que todavía padece el país. La deuda que soportan los hogares sigue en niveles elevados, pese a la reducción registrada desde el estallido de la crisis. Y todo apunta a que el proceso de desendeudamiento se estancará. Esta tendencia añade urgencia a la contención de la deuda pública, principal vulnerabilidad de la economía española desde el punto de vista de su financiación.

En definitiva, la evolución de la economía española es producto de dos tendencias, una favorable y la otra algo inquietante. Por una parte, la economía real apunta a un crecimiento económico intenso, fruto de un entorno exterior más dinámico, del posicionamiento competitivo de las empresas y de la intensa creación de empleo. Por otra parte, la deuda evoluciona según su propia lógica.  Y es ahí donde la economía española se encuentra todavía en una zona de riesgo, que exige una estrategia a medio plazo de saneamiento de los presupuestos públicos y de mejor equilibrio en el reparto de la renta.

Fuentes de los gráficos: INE (CNTR) y Funcas.

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