Una educación mal planificada es un lastre para varias décadas. La dimensión financiera es una de las más relevantes. La última crisis lo ha reiterado. Los problemas pueden surgir de combinación de imperfecciones de oferta y demanda. Una regulación apropiada de protección del consumidor será siempre incompleta si no va acompañada de una mejora del nivel de instrucción económica de los ciudadanos.
«Reviste importancia procurar que los parámetros de una hipoteca sean inteligibles para un demandante de crédito. Pero también hacer comprender que actualizar sin más las pensiones conforme al IPC podría romper un contrato intergeneracional».
Este lunes se celebró el día de la educación financiera. Tal vez lo primero que se precise es resolver un sesgo de percepción respecto del concepto mismo. Se tiende a concebirla como la capacidad de entender los productos y servicios (principalmente bancarios) a los que los clientes suelen acceder. Sin embargo, es algo más amplio: entender las finanzas a lo largo del ciclo vital. Por eso, reviste importancia procurar que los parámetros de una hipoteca sean inteligibles para un demandante de crédito. Pero también hacer comprender que actualizar sin más las pensiones conforme al IPC podría romper un contrato intergeneracional que compromete seriamente las prestaciones futuras. O, por ejemplo, también debe ser cultura financiera entender que la deuda pública no es algo ajeno y que acabaremos pagándola entre todos.
Las finanzas están en muchos aspectos del catálogo de derechos y obligaciones que rige nuestra vida. De la suma de su comprensión individual se puede acabar componiendo una sociedad financieramente responsable. En particular, en un momento que tiene muchos elementos de excepcionalidad. Se están produciendo cambios muy relevantes para nuestros bolsillos. Está finalizando el gran experimento monetario y es tiempo para recordar que los tipos de interés también suben. Es una primera lección simple para los tiempos que vienen: precaución si usted tiene deuda variable y oportunidad para su ahorro.
«Conviene estar informados financieramente, en las buenas y en las malas. Para estar preparados para cambios».
El euríbor, supimos esta semana, subió muy ligeramente en agosto, hasta el -0,166% desde el -0,168% del mismo mes del año anterior. Para las hipotecas que ahora se revisan supondrá un aumento casi imperceptible (unos céntimos) pero es el comienzo del camino de subida. Cuan rápido se escale la cuesta va a depender del Banco Central Europeo. La expectativa es que se elevaran los tipos oficiales hacia el final del verano de 2019. Pero Draghi ha señalado que la inflación parece crecer ahora más rápido (incluso descontada la energía), por lo que no es descartable que se adelante un poco la primera elevación de tipos. Y no es que el crédito esté muy animado. Sigue predominando la devolución de deuda, la cautela. El Banco de España ofrecía datos este lunes que refrendaban el exiguo crecimiento interanual de la financiación a hogares —0,3% en agosto, debido principalmente a un crédito al consumo que hay que vigilar—, pero una caída de la de empresas del 0,5%.
Conviene estar informados financieramente, en las buenas y en las malas. Para estar preparados para cambios. Como ahora, que la Bolsa tampoco anda para muchas alegrías, con una Italia díscola en disciplina fiscal que renueva las dudas sobre la cohesión de la eurozona. De una manera u otra, todo esto afecta a sus finanzas. Atentos.