Tras la publicación de los datos detallados de la contabilidad nacional trimestral, muchos analistas de la coyuntura solemos revisar nuestras previsiones económicas para incorporar la nueva información. Desde que la recesión tocara fondo a mediados del pasado año, estas revisiones suelen ser al alza. Así, la previsión media (consenso) del panel de Funcas para el crecimiento del PIB en 2014 realizada en julio de 2013 era un 0,7%, cifra que ha ido subiendo hasta el 1,1% en mayo último. Otra vez se cumple una norma no escrita: que casi todos los analistas, incluyendo las instituciones internacionales especializadas y los gobiernos, nos quedamos cortos cuando se inicia la recuperación, igual que nos quedamos cortos en la caída cuando se inicia una recesión. En el momento actual, ello se explica por la prudencia que generan las incertidumbres que siguen pesando no sólo sobre la economía española, sino sobre la europea y mundial, así como otros factores que actúan de lastre sobre las alas de la economía española en el momento de su despegue, como el elevado endeudamiento de las familias y empresas, la situación todavía convaleciente de su sistema financiero, el elevado desequilibrio de las cuentas públicas, el escaso avance de las rentas familiares y la alta tasa de paro.
No es que todo este lastre haya desaparecido, sino que quizás se va soltando algo más rápido de lo que se pensaba, o su peso es menor del calculado o los motores de la recuperación son algo más potentes de lo previsto. Hay varios puntos importantes que están actuando positivamente: el primero es que el saneamiento económico realizado por el sector privado, especialmente por las empresas que se han mantenido en pie, ha dejado un sector productivo mucho más competitivo y eficiente en el uso de los factores productivos; el segundo es que se está recuperando la confianza rápidamente, tanto de los consumidores como de los empresarios; el tercero, que las condiciones financieras, sobre todo el acceso al crédito, están mejorando antes de lo previsto; por último, las reformas llevadas a cabo por el Gobierno han logrado poner en pie el sistema financiero y han mejorado el contexto macroeconómico en el que se desenvuelven las empresas, aunque aquí aún queda mucha tarea por hacer. La bonanza de los mercados financieros internacionales y la actuación del BCE también están ayudando. Lo que no ayuda mucho es la débil coyuntura por la que atraviesan los mercados de los países emergentes y el cuasi-estancamiento que muestran algunas de las grandes economías europeas.
En base a estas consideraciones y al hecho de que el segundo trimestre está tirando algo más fuerte de lo estimado anteriormente, en Funcas hemos revisado dos décimas al alza el crecimiento del PIB para este año y en cuatro décimas el del próximo, hasta el 1,4% y 2,2%, respectivamente [gráfico superior izquierdo]. ¿Nos volveremos a quedar cortos? Es posible. De momento, no abandonemos la prudencia, pues el cielo no está despejado y puede descargar tormentas. Como consecuencia de ello, también se produce una mejora en la creación de empleo y en el descenso de la tasa de paro. A lo largo de 2014 y 2015 el paro podría reducirse en un millón de personas, si bien un 60% de esta disminución provendría de un descenso de la población activa (por la reducción de la población en edad de trabajar) y el restante 40%, de la creación de empleo [gráfico superior derecho].
(1) IPC excluidos productos energéticos y alimentos sin elaborar.
Fuentes: M. de Economía, INE y Funcas (previsiones 2014-15).
Gráficos elaborados por A. Laborda.
El indicador más significativo de la semana ha sido el IPC de mayo. Como ya había adelantado el INE, la inflación anual se redujo dos décimas, hasta el 0,2% [gráfico inferior izquierdo]. Esta tasa fue una décima inferior a la prevista. Las causas principales de este descenso y de la desviación respecto a la previsión fueron las fuertes caídas de los precios de los alimentos, tanto frescos como elaborados, y de los servicios, que han más que contrarrestado las subidas de los productos energéticos. En el primer caso, destacan los descensos de los precios del pescado, aceites, frutas, legumbres y patatas. La caída de la inflación de los servicios se debe al ajuste a la baja de los precios turísticos tras el repunte de la Semana Santa. Las previsiones apuntan a una bajada de la inflación anual al 0,1% en junio y hasta tasas negativas en los meses del verano, para repuntar luego ligeramente y acabar el año en el 0,2%. La media anual quedaría en apenas un 0,1%. Para 2015 se espera que la inflación suba moderadamente, hasta una media anual del 0,7%.
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Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).