La plena recuperación de la economía española, por medio de un crecimiento más sostenible que minimice el riesgo de futuras crisis y de pérdidas masivas de empleo, requiere de una mayor una apertura hacia los mercados exteriores.
Se debe equilibrar el peso de los distintos sectores, reduciendo el de los sectores no comerciables y apostar en cambio por vender más al exterior, tanto bienes como servicios. Esta es la receta que han seguido los países de nuestro entorno que se han recuperado antes de la crisis y que pueden ofrecer a sus ciudadanos mejores expectativas de progreso económico y social. ¿Hay indicios de que la economía española se haya reorientado hacia la demanda exterior después de la crisis?
El papel fundamental en este proceso de apertura al exterior le corresponde, naturalmente, a las empresas. ¿Cuál es la demografía empresarial de la internacionalización de la economía española?
Las exportaciones de España crecieron entre el año 2000 y el año 2014 a un ritmo sólo comparable, dentro del grupo de las cinco grandes economías de la Zona Euro, al de los países líderes exportadores, Alemania y Holanda. Medidas en euros corrientes, las exportaciones españolas prácticamente han doblado su importe durante este periodo de 15 años (gráfico 1).
Gráfico 1: Exportaciones de bienes en euros corrientes
Fuente: Eurostat.
Con todo, a pesar de estos resultados, el proceso de internacionalización español presenta también limitaciones importantes.
El déficit comercial español se triplicó entre 2003 y 2007, pasando del 2% al 6% del PIB. A partir de entonces el saldo ha mejorado se forma continua; se equilibró en 2011 y, según los últimos datos, ha alcanzado un superávit del 2% en 2014. Esta evolución sitúa a España con un patrón intermedio entre, por un lado, Alemania y Holanda, ambas potencias exportadoras con superávit comerciales del 8% y 10% respectivamente y, por otro, Francia, país en el que el saldo comercial se viene deteriorando desde 2002. Italia es un caso aparte con resultados comerciales discretos pero relativamente estables y con una clara tendencia a la mejora desde 2011.
Para refinar el análisis, se debe analizar el saldo neto de las exportaciones de bienes, diferenciando según bienes energéticos o no energéticos: gráfico 2 para España y gráfico 3 para Alemania, Holanda, Francia e Italia.
Gráfico 2: Exportaciones netas de bienes como % del PIB según tipo de bien (energéticos y no energéticos)
Fuente: Eurostat. Nota: Se consideran bienes energéticos el grupo de productos SITC06.
Gráfico 3: Exportaciones netas de bienes como % del PIB según tipo de bien (energéticos y no energéticos)
Fuente: Eurostat. Nota: Se consideran bienes energéticos el grupo de productos SITC06.
Esta descomposición permite conocer que las cinco economías estudiadas tienen un déficit estructural de productos energéticos de alrededor del 3% del PIB. Al margen de este componente, que es difícil que varíe de forma significativa en el medio plazo, la cuestión verdaderamente relevante para competitividad comercial de un país y de sus empresas es el comportamiento de las exportaciones netas de bienes no energéticos.
En este sentido, la situación de España no sólo está lejos de las de las economías exportadoras líderes, Alemania y Holanda, sino también de Italia. En particular, desde 2011 a 2014, las dos primeras sitúan su saldo comercial no energético con el resto del mundo en un superávit superior al 10% del PIB, Italia en valores cercanos al 5% mientras que España alcanzó su máximo registro en 2013 con el 1,6% del PIB para descender al 0,5% en 2014. Las diferencias entre estos saldos dan una idea del camino que le queda a España para poder aprovechar las oportunidades de negocio en el resto del mundo.
Hoy sabemos que, en muchos sentidos, dos empresas pequeñas de dos países distintos se parecen mucho más entre sí que dos empresas de un mismo país pero de tamaños muy distintos. Por ello, es importante conocer la estructura empresarial que soporta la internacionalización de la economía española. La tabla 1 ofrece información adicional sobre el grado de concentración de las empresas españolas exportadoras.
Tabla 1
Volumen de exportación de la empresa | Número de empresas | % sobre número total de empresas | % sobre exportaciones totales |
---|---|---|---|
Más 250 millones de € | 95 | 0,1% | 39,7% |
Entre 50 y 250 M. € | 449 | 0,3% | 18,8% |
Entre 5 y 50 M. € | 4153 | 2,8% | 24,9% |
Total: más de 5 M. € | 4697 | 3,2% | 83,4% |
Fuente: ICEX
En la cima de la pirámide exportadora española se encuentran 95 empresas que exportan más de 250 millones de euros al año. Este grupo selecto de empresas representa sólo el 0,1% del censo empresarial exportador pero genera el 40% de las exportaciones totales de España. Si se cuentan a todas las empresas con exportaciones superiores a los 5 millones de euros, éstas no llegan a los 5.000 operadores pero son las responsables más del 80% de las exportaciones totales.
Estos datos llevan a pensar que la base empresarial exportadora española presenta un margen de crecimiento y mejora muy importante. Por ello parece pertinente aplicar medidas específicas para apoyarla. Analizando diversos trabajos sobre la materia se pueden identificar las siguientes mejores prácticas internacionales para facilitar el desarrollo de las empresas exportadoras de reducida dimensión.
- El apoyo individualizado a las empresas es el medio más efectivo para promover la internacionalización. Cada empresa es un mundo; una parte de los programas de apoyo pueden ser horizontales y generalistas, pero para obtener resultados hacen falta horas de un especialista dedicado a una empresa.
- Es conveniente que las empresas trabajen en red y creen alianzas. De esta forma los productos y/o servicios que ofrecen las empresas se complementan entre y pueden ofrecer al cliente o mercado de destino un producto y experiencia de servicio de mayo valor añadido.
- Existe un vínculo fuerte entre internacionalización e innovación, y más genéricamente, competitividad. Por ello, es preferible abordar el proceso de internacionalización de una empresa como parte de una estrategia de mayor calado que busque mejorar la competitividad del negocio.
- Aprovechar al máximo el potencial de las TIC y nuevas tecnologías para estimular la internacionalización. Las TIC pueden jugar dos papeles importantes en la dinamización de este proceso: facilitan la creación de redes de comunicación y facilitan las funciones de prospección de mercado, información y contactos con socios extranjeros. Además está establecido que este tipo de tecnologías ofrece una de las mejores relaciones efectividad/coste.
Esta entrada es una adaptación del artículo «La internacionalización de la economía española: avances, limitaciones y mejores prácticas», publicado en el número 249 de Cuadernos de Información Económica. Puede descargar la publicación completa aquí.