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El endeudamiento externo

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El endeudamiento externo sigue creciendo y representa una importante fuente de vulnerabilidad para la economía española. En el primer trimestre España debía a otros países más de 1.8 billones de Euros, cerca de 40 mil Euros por habitante, y 7 mil millones de Euros más que a finales del 2015. Además la deuda externa es una de las más elevadas de la zona Euro, después de Grecia y Portugal.

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Fuente: Eurostat y Funcas

Bien es cierto que el país se está endeudando para invertir. Después de un largo período de depresión como consecuencia de la crisis, la inversión se ha recuperado con fuerza, lo que deja augurar mayor capacidad para generar riqueza y hacer frente a futuros vencimientos de la deuda externa. La inversión representa casi el 21 por ciento del PIB, dos puntos más que a finales del 2013.

GRÁFICO 2

Fuente: Cuentas trimestrales del INE y Funcas

También ha crecido la inversión directa internacional, dato especialmente positivo en el contexto de debilitamiento que vive la economía mundial. Se trata de operaciones de creación de empresas y sobre todo de ampliación de filiales que ya operan en el país. Por ejemplo esta semana se ha dado a conocer un proyecto de inversión extranjera, por un importe superior a mil millones de Euros, que se dedicará a la producción de automóviles principalmente destinados a la exportación. Por lo general, la inversión directa internacional facilita el acceso a tecnologías punteras, conlleva mejoras de la productividad y estimula la creación de puestos de trabajo bien remunerados.

Por otra parte, la deuda externa no plantea problemas de financiación a corto plazo. Los tipos de interés son reducidos, aliviando las cargas financieras. Y los inversores extranjeros tienden a reinvertir sus excedentes, aprovechando el dinamismo de la economía y los sólidos beneficios que generan las empresas.

Pese a todo, se echa de menos una estrategia de contención del endeudamiento externo. Eso se consigue estimulando el ahorro para facilitar la financiación interna del esfuerzo inversor. Otra vía de reducción de la deuda externa sería mediante recortes en la inversión pública y privada, algo poco recomendable.

«La clave está en el déficit de ahorro de las administraciones públicas. Para reducir ese déficit se puede actuar por el lado de los ingresos. Las comparaciones internacionales dan cierto margen en este sentido. Por el lado del gasto, se pueden realizar mejoras de eficiencia, sin reducción del perímetro de los servicios públicos ni de su calidad».

¿Quién puede ahorra más? Las empresas ya lo hacen, y más de la cuenta. En el primer trimestre, disponían de un colchón de liquidez de casi 13 mil millones de Euros que deberían dedicar a la inversión para modernizar el aparato productivo y mejorar la competitividad, en vez de pagar dividendos o adquirir activos financieros.

Para muchas familias, sobre todo aquellas con rentas más bajas, no es fácil ahorrar más. Las rentas del trabajo aumentan gracias a la creación de empleo, pero los salarios siguen estancados. Sobre todo, después de varios años de restricciones y de sacrificios, los españoles tienden a consumir más. La tasa de ahorro de las familias ha disminuido y el crédito al consumo se ha disparado. Los bancos han encontrado en esos créditos una vía de compensación de la estrechez de los márgenes de intermediación, fruto de los tipos negativos del Banco central europeo.

Así pues, la clave está en el déficit de ahorro de las administraciones públicas. Según las cuentas trimestrales que el INE acaba de publicar, la necesidad de financiación del conjunto del Estado, Seguridad Social, Comunidades Autónomas y Corporaciones Locales alcanza 8,256 millones de Euros, mil millones más que hace un año.

Para reducir ese déficit se puede actuar por el lado de los ingresos. Las comparaciones internacionales dan cierto margen en este sentido. La recaudación en concepto de impuestos sobre la renta de las familias y de las empresas se sitúa por debajo de la media europea y de lo que cabría esperar teniendo en cuenta los tipos impositivos. Es esencial seguir luchando contra el fraude fiscal. También convendría racionalizar el sistema de exenciones, a veces fuente de evasión fiscal y de erosión de la base imponible.

Por el lado del gasto, se pueden realizar mejoras de eficiencia, sin reducción del perímetro de los servicios públicos ni de su calidad. Estos últimos trimestres, el consumo público ha crecido con intensidad, y cabe esperar un esfuerzo de contención, atendiendo a las necesidades de una economía todavía en fase de recuperación y a una sociedad que espera mayor contundencia en la política de creación de empleo y la reducción de las desigualdades.

En conclusión, la recuperación ha creado un contexto favorable a la reducción de desequilibrios estructurales de la economía española, entre ellos la deuda externa.

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