Dadas las grandes diferencias de niveles de vida entre los países más ricos y los más pobres del planeta, las migraciones internacionales han sido frecuentemente caracterizadas como el proceso más eficaz de igualación de rentas que existe. No habría nada más sencillo que trasladar a un individuo de un país en el que produce poco y sufre privaciones a otro país en el que produciría mucho y su nivel de vida y el de su familia mejoraría notablemente. Además, la investigación económica ha demostrado que los efectos económicos de estas migraciones sobre los países de origen y destino de los migrantes pueden ser levemente positivos o levemente negativos, pero, en general, muy pequeños en comparación con las ganancias generadas para los propios individuos que emigran.
Sin embargo, a pesar de las obvias ganancias de eficiencia económica que las migraciones internacionales podrían generar, los estados continúan erigiendo fronteras e imponiendo políticas que evitan el libre movimiento de trabajadores de un país a otro. Hemos analizado las motivaciones económicas de las fronteras y presentamos dos ejemplos de la eficacia de las mismas. El primer ejemplo es la efectividad histórica del muro entre México y Estados Unidos, que comenzó a construirse en los años 90 y que, antes de la llegada de Donald Trump a la presidencia estadounidense en 2017 con la promesa de levantarlo, ya ocupaba un tercio de la frontera terrestre entre ambos países. El muro ha permitido reducir los flujos de entrada de emigrantes mexicanos con destino a Estados Unidos y, en ese sentido, ha funcionado, pero también ha tenido efectos inesperados, como la reducción de los flujos de salida desde Estados Unidos hasta México. Algunas investigaciones afirman que habría menos inmigrantes indocumentados en Estados Unidos si el muro nunca hubiese sido construido. El segundo ejemplo se refiere a una barrera no física sino documental: el efecto de los acuerdos bilaterales de exención de visados sobre los flujos migratorios. Cuando un país decide eximir a los habitantes de otro de la necesidad de obtener un visado para entrar con el objetivo típico de promover el turismo o las relaciones comerciales, un efecto no buscado de esta medida es el de incrementar notablemente los flujos migratorios entre ambos países.
Una vez demostrada la eficacia de las fronteras, es evidente que las mismas tienen efectos que se extienden a otros países distintos a los que las imponen. Esto es lo que en economía se conoce como una externalidad. Las externalidades económicas que generan las fronteras se han documentado recientemente y constituyen una justificación para la firma de acuerdos migratorios tanto entre países de acogida como con países emisores de emigrantes. Por supuesto, no se trata del único motivo por el que pueden firmarse este tipo de acuerdos. En el caso de la política de acogida de refugiados, un tipo particular de inmigrantes internacionales que escapan a la persecución en sus países de origen, el motivo que lleva a los países a firmar acuerdos tiene más que ver con la provisión de un bien público internacional: el refugio para las personas perseguidas que, en ausencia de un acuerdo, tendería a ser producido en menor medida.
La política de asilo de la UE
Un ejemplo del funcionamiento de los acuerdos migratorios se centra en la evolución de la política de asilo de la Unión Europea. La necesidad de buscar la coordinación de las políticas europeas de asilo surgió históricamente tanto de la consideración de la provisión de refugio como un bien público internacional como de la reconocida capacidad de los estados miembro de la Unión Europea de redirigir las peticiones de asilo hacia sus vecinos. El proceso de armonización de políticas de asilo iniciado en los años 90 con la regulación de Dublín se demostró insuficiente durante la crisis de refugiados generada por el agravamiento del conflicto civil en Siria en 2015. Como consecuencia de esto, la Unión Europea lanzó la Agenda Europea sobre la Inmigración. Tanto los principios económicos subyacentes en esta agenda como las diferentes propuestas académicas de reforma son evaluadas en el número 2 de Fronteras del Conocimiento.
«Es posible realizar el reparto de refugiados a menor coste, de forma voluntaria y respetando su derecho a no ser trasladados a un país que no deseen, combinando un mecanismo de compensación entre países por el que los países que menos refugiados recibiesen pagarían a los que más recibiesen con un mecanismo de emparejamiento».
El análisis económico parte de la consideración de los refugiados como un coste para los países de destino. La investigación económica no demuestra que sean un coste, pero las percepciones pueden ser más poderosas que los datos y son las que en última instancia deciden el sentido de los votos en democracia. Cuando se percibe a los refugiados como un coste, existen soluciones mejores que repartir refugiados de acuerdo con el Producto Interior Bruto y la población de los países de destino de la Unión Europea, como ha propuesto la Comisión Europea.
Es posible realizar este reparto a menor coste, de forma voluntaria y respetando los derechos de los refugiados a no ser trasladados a un país que no deseen, combinando un mecanismo de compensación entre países por el que los países que menos refugiados recibiesen pagarían a los que más recibiesen con un mecanismo de emparejamiento, similar al que asigna estudiantes a distintas escuelas, por el que los refugiados podrían expresar sus preferencias sobre sus destinos preferidos en Europa.
La conclusión es que la teoría económica tiene mucho que contribuir al debate sobre cuál es la mejor forma de coordinar las políticas migratorias, en este caso la política de asilo de la Unión Europea. Es posible repartir el coste, real o percibido, de recibir refugiados en Europa de una forma más eficiente, haciendo que los países con mayor capacidad o menor coste de acogida reciban más refugiados al mismo tiempo que el derecho de los refugiados a decidir dónde residir es respetado y ningún refugiado es forzado a trasladarse a un destino no deseado.
Esta entrada es un resumen del artículo ‘El análisis económico del efecto de las fronteras sobre la inmigración. El ejemplo de la política de asilo en la Unión Europea‘, publicado por Funcas en la colección ‘Fronteras del conocimiento’. Puede acceder aquí a su descarga.