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El consumo se enfría

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El INE confirmó las estimaciones de los analistas privados y del Banco de España sobre el crecimiento del PIB en el tercer trimestre del año: un 0,5% respecto al trimestre anterior, que equivaldría a un 2% en tasa anualizada. El mismo día el Bureau of Economic Analysis (BEA) nos decía que el PIB de los Estados Unidos había aumentado en este periodo un 3,5% (en tasa anualizada, allí lo publican siempre así). Sana envidia, la que nos dan últimamente las cifras económicas norteamericanas, aunque si en España queremos consolarnos, podemos mirar a nuestros socios de la zona euro, cuyo PIB conjunto probablemente se haya mantenido estancado de nuevo. Esto debería hacer reflexionar a nuestros dirigentes políticos y a las empresas españolas (algunas ya reflexionaron y están actuando en consecuencia desde hace años) de que hay muchas más oportunidades al otro lado del Atlántico (por supuesto, incluida Latinoamérica) que en Europa. Hay países en ese continente donde las empresas españolas están teniendo muchas dificultades, pero son muchos más los que están dispuestos a recibirlas con los brazos abiertos. Como muestra, ahí tenemos la visita de la presidenta de Chile estos días, cuyo objetivo fundamental es atraer inversiones a su país. Y pensemos que invertir en el extranjero no es a costa o en detrimento de hacerlo aquí, pues está demostrado que las empresas que se internacionalizan invierten y crean más empleo en España que las que no lo hacen.

Como ya habíamos adelantado, el avance de nuestra economía se ha ralentizado ligeramente en el tercer trimestre respecto al que registró en el segundo. No es mucho, apenas una décima de diferencia, pero es un punto de inflexión que supone una cierta decepción, ya que España necesita acelerar el paso y crear empleo mucho más que los países centrales de Europa, que no han sufrido la crisis como aquí. Pensemos que en estos momentos cada décima de aumento del PIB por encima del 0,5% supone la creación de aproximadamente 17.500 puestos de trabajo. Esto nos recuerda que el camino de la recuperación está plagado de obstáculos y que no va a ser fácil (de hecho va a ser muy difícil) volver a crecimientos superiores al 3%, que es lo que necesitamos, sobre todo porque no acaban de hacerse las reformas que Europa, y España en particular, necesitan.

Como factor principal de este ligero enfriamiento suele señalarse el contexto internacional nada favorable, pero también algunos componentes de la demanda interna muestran una cierta desaceleración, como es el consumo de los hogares. Las ventas del comercio al por menor, a precios constantes, aumentaron en el tercer trimestre respecto al anterior a un ritmo anualizado del 2%, un punto menos de lo que lo hicieron en el segundo trimestre. En el gráfico superior izquierdo no se aprecia aún esta ralentización porque los datos están suavizados para que se vea mejor la tendencia. También muestran una evolución similar otros indicadores de consumo, como las ventas de automóviles o las importaciones de estos bienes. La explicación podría ser que el repunte del consumo desde el tercer trimestre del pasado año ha estado sustentado en buena medida en la disminución del ahorro de las familias y concentrado en bienes de consumo duradero financiado a crédito, lo que no es sostenible durante mucho tiempo. En los gráficos inferiores puede verse que el avance de la renta disponible de los hogares es muy modesto y que el consumo está creciendo por encima de la misma, con lo que la tasa de ahorro se ha venido abajo. Ciertamente, estos comportamientos pueden continuar durante unos cuantos trimestres más, pero ello no sería coherente con la necesidad que tiene este país de aumentar su ahorro y reducir el endeudamiento, lo que, a falta de medidas a nivel europeo que alivien la deuda (de las familias y de toda la economía), pasa por gastar menos y ahorrar más. Es la mordaza que impide que a corto plazo la economía crezca por encima del 2%.

I141102_blog_01I141102_blog_02Fuentes: Comisión Europea e INE.
Gráficos elaborados por A. Laborda.

Un nuevo factor aparece en escena que podría afectar negativamente al consumo: el deterioro que se observa en los últimos meses en la confianza de los consumidores [gráfico superior derecho]. Al analizar las causas, se ve que este deterioro se produce en la valoración de la situación y perspectivas de la economía nacional, más que de la propia de las familias. Sin duda, el cabreo generalizado sobre el mal funcionamiento de las instituciones políticas está detrás de todo ello. Un obstáculo más en el camino de la recuperación.

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Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).

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