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Continúan los buenos resultados en afiliación y desempleo registrado

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El empleo sigue creciendo a un ritmo cada vez más intenso, según se desprende de las cifras de afiliación a la Seguridad Social. El número de afiliados aumentó en 198.000 en mayo, incremento que, una vez eliminado el componente estacional, se queda en 51.000, de modo que continúa la progresión ascendente que se observa desde finales del pasado año (gráfico 1).

Además, la afiliación ha aumentado en todos los sectores: agricultura, industria, servicios, e incluso, por tercer mes consecutivo, en construcción. Si nos fijamos en la evolución del sector privado no agrícola (es decir, excluyendo la agricultura y los servicios predominantemente de no mercado), un indicador más representativo de la evolución subyacente del empleo, el incremento fue de 40.500, también en progresión ascendente.

A falta de conocer el resultado de junio, en el conjunto del segundo trimestre la afiliación podría haber crecido a un ritmo equivalente, en términos anualizados, al 3,3%, frente al 2,3% del trimestre anterior. Es un ritmo sensiblemente superior al del crecimiento del PIB. Una posible explicación a este fenómeno podría ser que una parte de las nuevas afiliaciones no sea, en realidad, nueva creación de empleo, sino una regularización de empleo que hasta ahora estaba sumergido.

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En cuanto al desempleo registrado, en mayo se redujo en 111.916, cifra que, en términos desestacionalizados, supone un descenso de 34.000 (gráfico 2). Es el tercer mes consecutivo en que el desempleo registrado –desestacionalizado- cae menos de lo que aumenta la afiliación, lo que supone un cambio con respecto al patrón observado durante el pasado año (y hasta febrero del actual), consistente en caídas del desempleo registrado superiores a los aumentos de afiliación –o caídas de desempleo a la vez que caía también la afiliación-. Dicho patrón obedecía a que la población activa estaba descendiendo con intensidad.
Es posible que el nuevo patrón observado en estos últimos meses sea un primer indicio de que se frena la reducción de la población activa, aunque esto, de confirmarse, sería probablemente más el resultado de un aumento de la tasa de actividad por un efecto “ánimo” (se apuntan más personas a las oficinas de empleo ante la mejora en las perspectivas de encontrar trabajo) que de un cambio significativo en la tendencia a la reducción de la población en edad de trabajar. En cualquier caso, aún es pronto para establecer conclusiones en este sentido.
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María Jesús Fernández es analista de la Dirección de Coyuntura y Estadística de Funcas

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