Los indicadores económicos publicados en las últimas semanas, relativos a los meses de octubre y noviembre, tomados en su conjunto, han ofrecido unos resultados más favorables de lo esperado.
El consumo parece perder impulso, según se desprende del débil registro de ventas minoristas y del deterioro sufrido por el indicador de confianza y los pedidos de bienes de consumo. Las previsiones apuntaban en esta dirección, pero es posible que las tensiones políticas de Cataluña hayan reforzado y acentuado los factores de fondo que determinan la evolución de esta variable.
Los muy escasos indicadores de inversión en equipo ofrecen señales contradictorias: un descenso de las matriculaciones de vehículos de carga, pero, al mismo tiempo, un repunte extraordinario de los pedidos de bienes de capital. No hay, por el momento, indicadores de comercio exterior.
El análisis por el lado de la oferta resulta más revelador. Destacan los positivos resultados cosechados por el sector industrial: el índice de producción industrial de octubre, el PMI del sector manufacturero de octubre y noviembre, así como la cartera de pedidos y el indicador de confianza del sector también de octubre y noviembre, han registrado todos ellos una mejoría significativa. Asimismo, el crecimiento medio de la afiliación a la Seguridad Social en octubre y noviembre era ligeramente superior al registrado en la mayoría de los meses precedentes de este año.
«Por el lado de la oferta, la aceleración del crecimiento provendría de la industria, pero, sobre todo, de la construcción, contrarrestando la desaceleración de los servicios».
En cuanto a los servicios, aunque las pernoctaciones arrojaron un buen dato en octubre, el resto de indicadores disponibles, concretamente el índice PMI y el índice de confianza del sector de octubre y noviembre apuntaban claramente a una desaceleración. La afiliación a la Seguridad Social se incrementó de media en dichos meses algo más que en los trimestres anteriores, pero esto se debió a la aceleración del empleo en las ramas predominantemente vinculadas a la Administración Pública; si excluimos estas, el crecimiento del empleo se moderó ligeramente.
Y finalmente con respecto a la construcción, los visados (la suma móvil de los últimos 24 meses, como indicador aproximado de actividad) seguían creciendo a un ritmo intenso, y la licitación pública (también la suma móvil de los últimos 24 meses) se ha comenzado a recuperar. El índice de confianza del sector registró un ascenso muy significativo en octubre-noviembre, y el crecimiento en el número de afiliados a la Seguridad Social se aceleró con intensidad.
El indicador sintético de actividad de Funcas, a partir de la información que ofrecen estos indicadores, y de unas proyecciones conservadoras para los meses y para los indicadores para los que no disponemos de datos, apunta a un crecimiento intertrimestral en el cuarto trimestre casi una décima porcentual superior al registrado en el trimestre anterior (es decir, un 0,9%). Por el lado de la oferta, dicha aceleración del crecimiento provendría de la industria, pero, sobre todo, de la construcción, contrarrestando la desaceleración de los servicios; por el lado de la demanda el origen se encontraría en la inversión, sobre todo en vivienda pero también en equipo, y quizás, aunque sobre esto aún no hay información, en el sector exterior.
Si la información que se publique en las próximas semanas confirma este resultado, sería una buena sorpresa. Sobre todo teniendo en cuenta el probable frenazo registrado en Cataluña, que representa casi el 20% del PIB nacional
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