La incertidumbre que define nuestros tiempos se suele percibir como un lastre, particularmente para la inversión, la variable que condiciona nuestra prosperidad futura. Sin embargo, la falta de certezas también puede estimular lo que el Premio Nobel Daniel Kahneman denominaba pensamiento profundo o “lento”, es decir la capacidad de replantear los fundamentos de nuestras acciones, cuestionando el comportamiento rutinario que las caracteriza. De momento la…
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