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Paro estructural en España: estimaciones, consecuencias y recomendaciones

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Recuperada la senda del crecimiento, tras dos años consecutivos con el PIB en tasas superiores al 3%, una de las cuestiones que centrarán la atención en los próximos trimestres será determinar hasta qué punto la economía española puede reducir su tasa de paro sin generar tensiones en salarios y precios que dañen la competitividad empresarial y enfríen el ciclo económico. Dicho de otra manera, conviene saber cuál es el suelo del mercado laboral español compatible con un crecimiento virtuoso de la economía. Ese nivel de desempleo recibe el nombre de tasa de paro estructural y está asociada con el largo plazo, en el sentido de que apenas reacciona ante expansiones coyunturales de la demanda agregada.

Existe un amplio debate metodológico en torno a la estimación de la tasa de paro estructural. Su conceptualización no se limita a la relación entre el desempleo y los salarios, sino que se extiende a la relación entre el desempleo y el PIB potencial (el máximo nivel de actividad que una economía puede generar de forma sostenible, sin generar presiones que alejen la inflación de su objetivo ni otros desequilibrios macroeconómicos fundamentales). Su medición canónica, no exenta de cierto grado de arbitraje, toma como punto de partida la curva de Phillips, que relaciona paro e inflación, y que permite estimar el nivel de la tasa de paro que no acelera los precios (NAIRU por sus siglas en inglés) o los salarios (NAWRU). Alternativamente, la tasa de paro estructural también puede ser inferida a partir de la tasa de Utilización de la Capacidad Productiva (UCP).

De acuerdo con la Comisión Europea, la tasa de paro no aceleradora de los salarios de la economía española se situaba en el 18,4% de la población activa a cierre de 2015, frente a una tasa de paro observada del 22,1%. Sus estimaciones para 2016 y 2017 sitúan la tasa de paro estructural en el 17,4% y 17,2%, respectivamente, muy próximas del 18,6% con el que se cerró 2016. Por su parte, el Banco de España, en uno de los últimos documentos ocasionales publicados, situaba la tasa de paro estructural de la economía española en el periodo más reciente entre el 18% y el 19%.

«La ausencia actual de tensión en los salarios de la economía española sugiere que la tasa de paro estructural podría estar más próxima del 14%-16%».

La metodología de la UCP, por su parte, asume que el uso del capital encuentra su equilibrio de largo plazo cuando la tasa de utilización del capital retorna a su media histórica. Bajo los supuestos de eficiencia competitiva y complementariedad de factores, el uso del factor trabajo encontrará su nivel estructural aproximadamente en el mismo momento en que lo haga el factor capital, alcanzando entonces el PIB su nivel potencial. De acuerdo con esta aproximación, la tasa de paro estructural de la economía española oscilaría entre el 16,5% y el 14,7% según distintos supuestos metodológicos.

Ante la diversidad de estimaciones, de las que aquí sólo presentamos una muestra, conviene señalar que el promedio histórico de la tasa de paro EPA entre 1979 y 2016 se sitúa en el 16,4%. Así las cosas, la ausencia actual de tensión en los salarios de la economía española sugiere que la tasa de paro estructural podría estar más próxima del 14%-16% que se infiere de la Utilización de la Capacidad Productiva que del 18% que se deriva de la curva de Phillips.

Lo relevante, en todo caso, es que la elevada tasa de paro estructural deja actualmente poco margen para una reducción de la tasa de paro no distorsionadora de los precios. Entre las consecuencias que acarrea una alta tasa de paro estructural (o la cercanía de la tasa de paro efectiva a la estructural) destacan: (i) la limitación del relativamente modesto crecimiento potencial de la economía española (el consenso de analistas lo sitúa actualmente entre el 1,5% y el 2% del PIB); (ii) la exclusión laboral de un colectivo nada desdeñable de trabajadores que actualmente se encuentran en situación de desempleo; y (iii) la presión sobre los salarios y el nivel de precios de la economía, que puede derivar en una pérdida de competitividad y en un enfriamiento del actual ciclo expansivo.

Urgen, por tanto, políticas orientadas a reducir la elevada tasa de paro estructural de la economía española. Sería necesario, entre otras medidas de carácter estructural: (i) reforzar el gasto en políticas activas, toda vez que España se encuentra lejos de la media de la UE-15 en este concepto, orientándolo además hacia la mejora de las habilidades y conocimientos de los trabajadores (especialmente, en el caso de los parados de larga duración), (ii) incentivar el autoempleo, mediante la mejora del clima de negocios; (iii) aplicar medidas en defensa de la competencia en aquellas actividades más proclives a prácticas colusivas; y (iv) reducir rigideces en el mercado laboral, sin por ello desatender la calidad del empleo generado.

Esta entrada es un resumen del artículo Tasa de paro estructural en la economía española: estimaciones, consecuencias y recomendaciones, publicado en el número 257 de Cuadernos de Economía Española. Puede acceder aquí al sumario y la descarga de la revista.

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