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La marea de la deuda se va retirando

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Una semana antes de que el INE publique el avance del crecimiento del PIB en el primer trimestre del año, el Banco de España se ha adelantado y ha publicado su estimación: un 0,4% respecto al trimestre anterior (en torno al 1,6% en tasa anualizada). Es la misma cifra que veníamos barajando algunos institutos y servicios de estudio privados, por lo que no es una sorpresa. Quizás se puede poner alguna objeción a la composición de ese crecimiento, pues con los datos disponibles no sale que la demanda externa neta haya aportado dos décimas a ese crecimiento. Habrá que esperar a tener la información completa. Pero, a grandes rasgos, la economía va  más o menos como preveíamos y, de continuar en esta línea, el crecimiento medio anual del PIB será algo superior al 1% en este año.

Entre los datos más importantes conocidos en las últimas semanas, tenemos las cuentas financieras de los sectores y del conjunto de la economía del pasado año publicadas por el Banco de España, que complementan las cuentas no financieras publicadas por el INE a comienzos de este mes. Estas cuentas recogen, por un lado, los flujos de las operaciones financieras realizadas por los distintos sectores a lo largo de un trimestre o de un año y, por otro, la valoración de sus balances al fin del periodo. El punto de unión de las cuentas no financieras y las financieras es la capacidad o necesidad de financiación y el saldo de operaciones financieras (comúnmente llamado ahorro financiero), respectivamente, que teóricamente deberían de coincidir, pero que no es así en la práctica por diferencias metodológicas y de clasificación entre ambas estadísticas.

Comenzando por las familias, las cuentas no financieras mostraron en el pasado año una capacidad de financiación (superávit) similar al del año anterior, 25.220 millones de euros, que pasan a ser 35.030 en términos de ahorro financiero. Las familias utilizaron este excedente sobre todo a reducir la deuda y en menor medida a adquirir activos financieros (depósitos y acciones). Por ello, y por otras operaciones, la deuda bruta que recoge su balance al final de año (préstamos y valores distintos de acciones) se redujo en casi 50.000 millones, hasta 789.164. Esta cifra supone un 77,1% del PIB, 4,4 puntos menos que en el año anterior y casi diez puntos menos que el máximo de 2009. Como se ve en el gráfico superior izquierdo, la deuda de las familias españolas aún es alta en comparación con la media de la zona euro, pero es similar a la de las norteamericanas e inferior a la de las inglesas.

I140427_blog_01I140427_blog_02(1) Los datos de 2013 del Reino Unido y la zona euro son del III trim.
(2) La deuda de las instituciones financieras no incluye depósitos.
Fuentes: Banco Central Europeo, Reserva Federal de los EE.UU. y FMI.

Las sociedades no financieras registraron también superávit por cuarto año consecutivo y mucho mayor que el del año anterior. Su capacidad de financiación fue de 43.940 millones y su ahorro financiero, de 34.130. La diferencia entre ambos es la misma que en las familias, pero con signo cambiado. Como las familias, las sociedades dedicaron este excedente a reducir deuda. Además, y con este objetivo, también se desprendieron de activos financieros. Con todo ello, la deuda bruta bajó a 1,32 billones de euros. En porcentaje del PIB, esta cifra supone el 129%, 4,6 puntos menos que en el año anterior y 14,6 puntos menos que el máximo de 2010. El gráfico superior derecho nos muestra que, a pesar de la rápida reducción de los últimos años, el endeudamiento de las empresas españolas sigue siendo bastante superior al de la zona euro, EE.UU. y Reino Unido.

Como se ve, por tanto, la marea de la deuda privada se va retirando a buen ritmo, aunque las aguas siguen altas. El problema es que, como muestra el gráfico inferior derecho, ahora está subiendo, y rápidamente, la marea de la deuda pública, cuyo nivel ya supera ligeramente a la media de la zona euro. Ahora bien, el ascenso de la deuda pública puede considerarse como un mal menor mientras no alcance cifras que hagan muy difícil el control y la financiación de las cuentas públicas, o supongan un peligro para la financiación del conjunto de la economía. Bajarla ahora o simplemente estabilizarla al nivel actual requería un ajuste fiscal muy duro que haría regresar de nuevo a la economía a la recesión. Esto sería mortal porque haría prácticamente imposible seguir reduciendo la deuda privada y provocaría de nuevo problemas de solvencia en los sectores no financieros y financiero. Lo más importante ahora es crecer y crear empleo, aunque para eso tenga que seguir aumentando la deuda pública, dentro de un orden, claro.

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Ángel Laborda es director de Coyuntura y Estadística de Funcas.

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