El INE ha publicado esta semana la revisión anual de las cifras de Contabilidad Nacional de los últimos cuatro años. Este ejercicio periódico nos recuerda que no debemos extraer demasiadas conclusiones de las cifras publicadas trimestre a trimestre, de cuya provisionalidad a menudo nos olvidamos, porque pueden sufrir modificaciones sustanciales en las posteriores revisiones.
Conforme a esta revisión, la caída del PIB en 2012 fue más acusada de lo que indicaban las cifras anteriores, pero las tasas de los años 2013 a 2015 no se han modificado. Lo que sí se ha revisado es la composición de dicho crecimiento. Así, salvo en 2014, la demanda nacional creció menos, o su caída fue mayor, de lo inicialmente estimado. Al mismo tiempo, la aportación del sector exterior ha sido mayor de lo que indicaban las cifras iniciales, excepto también en 2014. Aunque las diferencias no son sustanciales, tan solo de unas pocas décimas.
Gráfico 1
Fuente: INE
«La desaceleración de la demanda nacional ha sido compensada con una mayor aportación del sector exterior al crecimiento. Esta mayor aportación no procedió, en contra de lo que cabría esperar, de la bonanza del turismo, sino, fundamentalmente, del mayor crecimiento de las exportaciones de bienes y de servicios no turísticos».
La revisión más relevante ha sido la que ha afectado a la composición del crecimiento por el lado de la oferta. La industria creció en 2014 y 2015 notablemente por encima de lo inicialmente calculado –un 7,4% en el conjunto de los dos ejercicios, frente al 4,6% que indicaban las cifras anteriores– y además su caída en 2013 fue menos acusada. Por el contrario, las tasas de crecimiento de los servicios han sido revisadas a la baja. De este modo, el peso del sector industrial en el PIB resulta ser superior al que indicaba la anterior contabilidad, y, además, aumentó desde un 15,9% en 2012 hasta un 16,4% en 2015 –según las antiguas cifras, se había reducido desde el 15,8% hasta el 15,5%; no obstante, este sector sigue representado un menor porcentaje del PIB que antes de la crisis–. Los servicios, que según las anteriores cifras en 2015 suponían el 68% del PIB, conforme a las nuevas representan el 66,9%. Finalmente, llama la atención la fuerte revisión a la baja del crecimiento del VAB del sector de la construcción en 2015, desde un 5,2% inicial hasta un 0,2%.
Gráfico 2
Fuente: INE
Con respecto al empleo, las tasas de crecimiento del número total de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo de estos cuatro años apenas han sido modificadas, aunque se han producido algunos cambios por sectores. Concretamente, en la industria y la construcción el crecimiento del empleo se ha revisado en el sentido contrario al de su VAB, es decir, el empleo en la industria se ha revisado a la baja –a pesar de la revisión al alza del crecimiento de su VAB, lo que indica que su productividad creció de forma intensa– mientras que en la construcción el aumento del empleo se ha revisado al alza. Así, las nuevas cifras de Contabilidad Nacional arrojan el curioso resultado de un aumento del empleo en este último sector del 6,6% en 2015, el mayor de todos los sectores, pese a que el incremento de su actividad fue prácticamente nulo (¿60.800 ocupados más que no han producido nada?).
De momento el INE solo ha publicado la revisión de las cifras anuales, de modo que aún no sabemos cómo se trasladan estos cambios a los perfiles trimestrales de las diferentes variables macroeconómicas. Lo que la Contabilidad Trimestral vigente hasta ahora nos decía es que el PIB mantuvo un ritmo de crecimiento intertrimestral estable del 0,8% entre el tercer trimestre de 2015 y el segundo de 2016, pese a que las previsiones apuntaban a una ralentización. No obstante, la demanda nacional, aunque con altibajos, ha presentado una tendencia de desaceleración, tal y como se esperaba –las tasas registradas en el primer y segundo trimestre de 2016 fueron inferiores a las obtenidas en los dos trimestres anteriores–. Lo que ha ocurrido es que la desaceleración de la demanda nacional ha sido compensada con una mayor aportación del sector exterior al crecimiento. Esta mayor aportación no procedió, en contra de lo que cabría esperar, de la bonanza del turismo, sino, fundamentalmente, del mayor crecimiento de las exportaciones de bienes y de servicios no turísticos. Habrá que ver si este esquema sigue siendo válido cuando conozcamos el detalle trimestral de la revisión de la Contabilidad Nacional.