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La gestión de riesgos, los estrés test de 2016 y la unión bancaria

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El viernes 29 de julio se publicaron los resultados de los estrés test europeos para grandes bancos (por ser más comparables) 51 entidades frente a las 140 de otros ejercicios, realizados por la European Banking Authority (EBA) y el Banco Central Europeo (BCE) con información referida a 2015 para escenarios hipotecarios del 2018. Los resultados fueron buenos para la banca española y solo algún banco italiano (MPoS), irlandés (Allied Irish Bank) o austriaco (Raiffeisen Landesbanken Holding) mostraron necesidades de capital.

La situación sectorial ha mejorado, pero las bolsas han sufrido serios recortes en los valores bancarios durante el verano, descontando que la velocidad del ajuste sectorial no es la deseable (en correlación con la velocidad de reducción del volumen de non performing loans o activos en riesgo de mora). Parece, pues, necesario reflexionar acerca de las limitaciones de este tipo de diagnósticos que no han conseguido, tras su publicación, tranquilizar a los mercados financieros.

Los test de estrés son una de las herramientas más utilizadas por los supervisores a la hora de efectuar diagnósticos externos independientes sobre la fortaleza relativa de las entidades financieras y su capacidad de afrontar futuros shocks. Tradicionalmente, su objetivo era evaluar y valorar la capacidad de absorción de pérdidas (resistencia) de un determinado sistema financiero, sin embargo, la crisis reciente introdujo el objetivo adicional de recuperar la confianza sectorial.

La utilidad de los test de estrés es múltiple, permitiendo elaborar diagnósticos individuales además del sectorial. Si están bien diseñados combinan objetivos micro y macroeconómicos, para limitar el riesgo idiosincrático —micro— (posibilidad de quiebra de una entidad), y reducir el riesgo sistémico —macro— (probabilidad y costes de inestabilidad sistémica para toda la banca europea). Su repetición periódica permitirá analizar la evolución histórica.

«Cualquier crítica a los test de estrés es comparable a la realizada a partir de los informes de auditoría, pero en ambos casos, es mejor hacerlos que sucumbir por errores derivados de su ignorancia».

Las principales críticas son sobre su propia justificación y metodología, bien porque la naturaleza  bancaria —reputacional— hace que la vulnerabilidad financiera se vea ampliada, pudiendo ser peor el remedio que la causa, bien por la pobreza de sus metodologías. En este último caso, una de las críticas más frecuentes es su liviandad, por su incapacidad de prevenir cambios de ciclo o crisis al incluir en sus análisis tan solo el efecto de shock suaves, de corta duración e infraestimando correlaciones entre diferentes posiciones, tipos de riesgos, y mercados.

Cualquier crítica a los test de estrés es comparable a la realizada a partir de los informes de auditoría, pero en ambos casos, es mejor hacerlos que sucumbir por errores derivados de su ignorancia. Evidentemente, cualquier mejora en la calidad de los datos y el espectro de riesgos cubierto es deseable, generando rendimientos cuantitativos y cualitativos al sector bancario.

«La desconfianza de los mercados financieros viene por la publicación de otros informes sobre el sector bancario que alertan sobre síntomas de agotamiento en su modelo de negocio y fuentes de ingresos».

Por parte de los bancos, negarse a participar en los test de estrés es una táctica poco recomendable, y evitar su publicación por si pudieran magnificarse o malinterpretarse peor todavía. En cualquier empresa, y más si es cotizada, la transparencia es la base de la confianza. Depositantes e inversores deben conocer la situación de cada banco para continuar depositando sus inversiones y su ahorro en ellos.

La desconfianza de los mercados financieros viene por la publicación de otros informes sobre el sector bancario que alertan sobre síntomas de agotamiento en su modelo de negocio y fuentes de ingresos. Las fuentes de preocupación son la heterogeneidad de sus balances, rigor en la gestión del riesgo y velocidad de los procesos de reestructuración; vinculadas al proceso europeo de unión bancaria.

«Si se quiere avanzar en la Unión Bancaria y mejorar la reputación sectorial, deberá ampliarse el foco de bancos analizados (no solo los “grandes”) y sancionar de forma más contundente a los países europeos con entidades financieras menos transparentes, y menos diligentes en sus procesos de reestructuración».

Cuestión aparte es el diseño de la metodología para la extracción de datos de las entidades analizadas. La repetición anual —iniciada en 2011— ha permitido que la mayoría de los indicadores se puedan extraer directamente por la EBA, necesitando solo aportaciones individuales residuales, con mayor autonomía para el supervisor europeo (ECB) y un mejor desarrollo de la labor macroprudencial, pudiendo analizar la liquidez, ver su interacción con la solvencia y el riesgo sistémico, e incorporar los resultados al Informe Anual del Comité Europeo de Supervisión de Riesgo Sistémico (ERSB).

Y en este sentido, si se quiere avanzar en la Unión Bancaria y mejorar la reputación sectorial, deberá ampliarse el foco de bancos analizados (no solo los «grandes») y sancionar de forma más contundente a los países europeos con entidades financieras menos transparentes, y menos diligentes en sus procesos de reestructuración. En caso contrario, las buenas noticias se verán eclipsadas por las señales de alerta, y toda la labor desarrollada para mostrar los resultados de los estrés test no evitará la sombra de la duda, letal para su reputación.

La publicación de los diagnósticos es un buen comienzo, pero las cuentas de resultados bancarias, tensionadas por los bajos tipos de interés, muestran un agotamiento sectorial que urge a instaurar herramientas disciplinarias más radicales y rápidas en su ejecución, como por ejemplo las AMCs (bancos malos), o fusiones transnacionales si se quiere avanzar en la unión bancaria y preservar la reputación del sector y del supervisor (ECB). En caso contrario, las asimetrías restarán lustre a la consecución de objetivos.

Cuestión de mayor alcance es la recuperación de la reputación del sector bancario. La reciente crisis financiera ha generado escepticismo en los agentes del mercado por la veracidad de los estados contables bancarios, no solo en Europa, sino a escala internacional, obligando a trazar un sendero continuo de buenas noticias, así como muestras de rigor y ejemplaridad. La publicación periódica de los resultados por parte del ECB es un ejemplo más del grado de consciencia de las autoridades supervisoras europeas acerca de la gravedad de la situación, pero el camino se presume prolongado.

Esta entrada es un resumen del artículo La gestión de riesgos, los test de estrés de 2016 y la unión bancaria , publicado en el número de septiembre de 2016 de Cuadernos de Información Económica. Puede acceder aquí al contenido completo de la revista.

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