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Europa, menos joven y más femenina

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Las estadísticas demográficas de la ONU publicadas en junio de 2019 (World Population Prospects 2019) situaron la edad mediana de la población mundial, antes de la pandemia, en 30,9 años, nueve años más que en 1975. En Europa[1], la región del mundo con una edad mediana más alta desde los años sesenta, ese aumento entre 1975 y 2020 todavía alcanzaba una mayor dimensión: si en 1975 la edad mediana de la población ascendía a 32,1 años, en 2020 alcanzaba 42,5 años (gráfico 1).


Al margen de sus muy diferentes tamaños[2], lo que diferencia a la población europea de la de otras regiones del mundo no es solo su edad media más alta (que se corresponde con porcentajes de población mayor más elevados), sino la mayor desproporción numérica entre los sexos. Utilizando un concepto bastante extendido, podríamos afirmar que la población de Europa está más “feminizada” que la de cualquier otra región del mundo. Ya lo estaba a mediados del siglo XX (1950), cuando, como consecuencia de las guerras mundiales que asolaron Europa entre 1914 y 1945, el número de hombres por cada 100 mujeres se situaba en 87,6, lejos de las cifras que por entonces registraban las regiones de Asia (104,9), Oceanía (103,7) América Latina y el Caribe (100,0), América del Norte (99,8) y África (98,8). Lo cierto es que aun cuando la proporción de hombres en Europa ha crecido progresivamente desde 1950, en 2020 el número de hombres por cada 100 mujeres (93,4) se hallaba por debajo de los estimados para Asia (104,7), Oceanía (100,2), África (99,9), América del Norte (98,0) y América Latina y el Caribe (96,8) (gráfico 2).


Así pues, en comparación con la población de otras regiones, la de Europa está más envejecida y más feminizada. Estas dos características no son independientes entre sí. Se podría afirmar que, en buena medida, la población actual en Europa está más feminizada porque se encuentra más envejecida; una relación que se explica en virtud de la mayor esperanza de vida de las mujeres. Téngase en cuenta que la esperanza de vida al nacer de las mujeres en Europa es de 81,6 años, superando en más de seis años a la de los hombres (75,0); a los 65 años, la brecha de género en la esperanza de vida se reduce, pero la femenina (20,3 años) sigue adelantando a la masculina en algo más de tres años (17,0)[3].   

Enfocando ahora la atención en la población española, observamos que, a 1 de enero de 2022, la proporción de mujeres supera a la de hombres en todas las comunidades autónomas, salvo Castilla-La Mancha y la Región de Murcia (a las que habría que añadir las dos ciudades autónomas, Ceuta y Melilla).  El predominio de población femenina es especialmente visible en la población de 65 o más años, oscilando la proporción de mujeres entre el 54,7% de Melilla y el 58,5% de la Comunidad de Madrid (gráfico 3). 


En todas las comunidades autónomas, la proporción de mujeres ha crecido respecto a la que había diez años antes (es decir, a 1 de enero de 2012). Sin embargo, este crecimiento no ha sido progresivo durante esa década (cuadro 1). Entre el 1 de enero de 2020 y el 1 de enero de 2022, en algunas comunidades autónomas (las Islas Baleares y Canarias, Extremadura, la Comunidad Valenciana y Asturias, además de Ceuta y Melilla) la proporción de mujeres aumentó (como intuitivamente cabría esperar, dada la mayor mortalidad de los hombres durante la pandemia)[4]. En otras, sin embargo, ha sucedido lo contrario (por ejemplo, Aragón y Murcia), lo cual puede obedecer a pautas distintas en la mortalidad o a diferentes dinámicas migratorias durante ese periodo (por ejemplo, porque a esas comunidades hayan inmigrado más hombres que mujeres, o hayan emigrado más mujeres que hombres). En todo caso, la coincidencia del dato correspondiente a España en 2020 y 2022 (51%) permite afirmar que a pesar del considerable impacto de la pandemia en las principales magnitudes demográficas (nacimientos, muertes y migraciones), la composición por sexo de la población no ha cambiado[5].


El próximo 11 de julio, Día Mundial de la Población, la ONU publicará las primeras perspectivas de población tras la pandemia (World Population Prospects 2022). Para Europa pronosticarán previsiblemente un avance de la feminización de la población, basándose en crecimientos esperables de la esperanza de vida y el mantenimiento de la ventaja comparativa que en esta variable poseen las mujeres respecto a los hombres. Ciertamente, las dinámicas migratorias pueden modular la rapidez de este proceso de feminización resultante del envejecimiento de la población; un proceso que, en sí mismo, no es ni bueno ni malo, sino simplemente una realidad que conviene tener muy en cuenta a la hora de diseñar políticas públicas e iniciativas lideradas por la sociedad civil que tengan como objetivo la consecución del mayor bienestar posible de todos los grupos sociales.

[1].Para la División de Población de la ONU, la categoría “Europa” incluye todos los países de Europa septentrional, meridional, oriental y occidental.

[2].Asia: 4.601 millones; África: 1.308 millones; Europa: 747 millones; América Latina y el Caribe: 648 millones; América del Norte: 367 millones; Oceanía: 42 millones (World Population Prospects 2019, datos correspondientes al año 2019).

[3].Datos extraídos de World Population Prospect 2019 para el periodo 2015-2020.

[4].Sobre la mayor mortalidad masculina provocada por la COVID, véase, por ejemplo, Lakbar, I. et al. (2020). COVID-19 gender susceptibility and outcomes: A systematic review. PLoS ONE 15(11), e0241827 (https://doi.org/10.1371/journal.pone.0241827).

[5].El impacto demográfico de la pandemia sobre la mortalidad ha sido calificado como “muy fuerte” (Requena, M. (2022) “El impacto demográfico de la COVID -19 en España”, en Salido, O. y Massó, M. (eds.), Sociología en tiempos de pandemia. Marcial Pons FES) y, sin duda lo es en términos absolutos y para las familias que han sufrido pérdidas de miembros. No obstante, no debe olvidarse que las 108.000 muertes registradas oficialmente hasta el momento representan un 0,2 de la población total de España; asimismo, conviene tener presentes las grandes cifras que suponen las migraciones como factor de cambio demográfico: por ejemplo, en 2021 se registraron en España más de 600.000 altas exteriores y 400.000 bajas, aparte de casi 1.700.000 movimientos interiores. 

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