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¿Está produciendo la devaluación salarial una transformación estructural de la economía española? Las ramas industriales orientadas a las exportaciones presentan una evolución de sus costes laborales unitarios y de sus márgenes mucho más favorables que las orientadas al mercado interior

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Uno de los rasgos más característicos del ciclo económico español consiste en que cuando la economía crece, la aportación del sector exterior al crecimiento se vuelve negativa. Este patrón, que vuelve a estar presente en la actual fase de recuperación, es consecuencia, más que de una insuficiente capacidad exportadora, de una elasticidad muy elevada de las importaciones a la demanda nacional, lo que refleja, en última instancia, una incapacidad por parte del sector manufacturero nacional para responder al crecimiento de la demanda interna. De hecho, entre 2000 y 2007, el Valor Añadido Bruto del sector manufacturero apenas creció un 15%, frente a un incremento de la demanda nacional del 35%, y un 59% de crecimiento de las importaciones de bienes. Por otra parte, el peso del sector sobre el VAB total representa un 13%, tres puntos porcentuales menos que la media de la zona euro.

No obstante, estos indicios de falta de competitividad y de reducida dimensión contrastan con la relativamente favorable evolución de la cuota de mercado de las exportaciones españolas durante todo el periodo –en comparación con el comportamiento de la misma en el resto de países desarrollados–. Esta aparente contradicción podría obedecer al diferente comportamiento de las ramas industriales orientadas a las exportaciones y de las ramas orientadas al mercado interior en cuanto a la evolución de sus costes laborales unitarios (CLU) y de sus márgenes empresariales.

Así, si consideramos como ramas orientadas a las exportaciones las que exportan más del 40% de su producción[1], los CLU nominales de este grupo crecieron entre 2000 y 2007 un 4,8%, muy por debajo del 24% que crecieron en las ramas orientadas al mercado interior. Esto fue el resultado de un crecimiento mucho más vigoroso de la productividad –un 42,6%, frente a un 8,7% en las ramas no exportadoras–, y tuvo lugar a pesar de registrar un crecimiento más elevado de los salarios –un 49,4% frente a un 34,8%–.

GRÁFICO 1

GRÁFICO 2

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del INE

Comparando el crecimiento de los CLU nominales con los precios, al objeto de analizar el comportamiento de los márgenes empresariales en cada grupo, el deflactor del VAB de las ramas orientadas a la exportación creció un 18,3%, muy por encima del 4,8% en que se incrementaron sus CLU, mientras que el deflactor del VAB de las ramas orientadas al mercado interno ascendió un 23,4%, prácticamente lo mismo que sus CLU nominales. Es decir, los márgenes de las ramas orientadas al mercado interior se mantuvieron estables, mientras que los de las ramas exportadoras se incrementaron notablemente.

Esto parece indicar que las ramas orientadas al mercado interior tuvieron que trasladar el aumento de los CLU a los precios para preservar sus márgenes, lo que les habría hecho perder competitividad frente a las importaciones. Además, el crecimiento de los márgenes en otros sectores de la economía no sometidos a competencia exterior –construcción y servicios– podría haber hecho a estos últimos más atractivos como destino de la inversión productiva en detrimento de las manufacturas. Todo ello explicaría la escasa capacidad de crecimiento de estas durante todo el periodo de expansión en comparación con el crecimiento de la demanda y del PIB. Sin embargo, en las ramas exportadoras, el menor crecimiento de los CLU –gracias al mayor crecimiento de su productividad– permitió que, incluso con menores incrementos de los precios que en las ramas no exportadoras, los márgenes se ampliasen, manteniendo tanto su competitividad como su atractivo como destino de la inversión. De ahí el buen comportamiento de la cuota de mercado de las exportaciones españolas.

Durante la crisis se ha producido una contención salarial que, unida a un mayor crecimiento de la productividad, ha permitido que la industria mejore su posición competitiva en cuanto a CLU en comparación con la zona euro –la denominada devaluación salarial–. Así, entre 2007 y 2012 –último año para el que se dispone de datos con la suficiente desagregación sectorial– en las ramas orientadas al mercado interior los CLU crecieron a un ritmo medio anual muy inferior al registrado durante el periodo de expansión, y por debajo del crecimiento de los precios, que también se ralentizó de forma notable, mejorando, por tanto, los márgenes empresariales. Esto puede haber servido para que estos sectores mejoren su atractivo como destino de la inversión productiva, y para que, por tanto, se inicie un proceso de reasignación de los recursos productivos hacia los mismos, aumentando su tamaño y con ello su capacidad para atender a la demanda nacional. Lo cual explicaría el excelente desempeño del sector industrial durante la etapa de recuperación.

Así, desde el inicio de la misma, el manufacturero es el sector cuyo VAB más ha crecido, y su ritmo de crecimiento, además, ha sido en los últimos trimestres superior al de los servicios de mercado, lo que no sucedía desde 1999. Asimismo, el número de afiliados en el sector lleva dos años creciendo de forma ininterrumpida, fenómeno también inédito durante los años de expansión.

Por supuesto, todavía es muy pronto para atribuir este favorable desempeño al inicio de un proceso de cambio estructural hacia una economía con más peso del sector manufacturero gracias a la recuperación de competitividad en costes. Se trata de un cambio estructural y, como tal, requiere mucho tiempo. No obstante, la evolución reciente del sector ofrece de momento señales alentadoras, y sería deseable la adopción de medidas de política económica que acompañasen y reforzasen este proceso.

[1] Industria textil, confección, cuero y calzado; coquería y refino de petróleo; industria química; productos farmacéuticos; productos informáticos, electrónicos y ópticos; material y equipo eléctrico; maquinaria y equipo n.c.o.p.; vehículos de motor y otro material de transporte.

Esta entrada es una adaptación del artículo «Los costes laborales unitarios y la evolución del sector manufacturero español entre 2000 y 2014», publicado en el número 249 de Cuadernos de Información Económica. Puede descargar la publicación completa aquí.

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