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El crecimiento pierde fuerza momentáneamente

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Conforme vamos conociendo más datos del tercer trimestre, se afianza la primera impresión de que el crecimiento de la economía española se está ralentizando, tras alcanzar un ritmo del 2,3% anualizado en el segundo trimestre. Las causas son, por un lado, el freno que supone para nuestra economía el hecho de que la eurozona esté estancada y, por otro, es posible que la demanda de consumo de los hogares e inversión de las empresas ya no crezca a los ritmos relativamente elevados de los trimestres anteriores. Se produjo un rebote inicial a un ritmo superior al que podía ser sustentado a medio plazo por los fundamentales –la renta disponible en el caso de las familias- y posteriormente ese ritmo se está acomodando a uno más sostenible.

En el caso del consumo, el repunte estuvo centrado en los bienes de uso duradero, especialmente automóviles, cuyas compras por parte de particulares han estado aumentando a un ritmo anualizado superior al 30% entre el primer trimestre de 2013 y el segundo de 2014. Las ventas medias de julio y agosto aún crecen al 10% respecto al trimestre previo, pero la diferencia con el crecimiento anterior puede restar unas cinco décimas porcentuales al avance del consumo privado en el tercer trimestre. La ventaja de esto es que durante la segunda mitad del año cabe esperar que el crecimiento del PIB se haga más equilibrado, que la aportación de la demanda externa neta deje de ser negativa y que la balanza de pagos vuelva al equilibrio tras los déficits de los dos primeros trimestres del año. Tendríamos menor crecimiento, pero más consistente con el proceso aún inconcluso de reducir nuestras deudas y, por tanto, más sostenible a medio plazo. Al fin y al  cabo, la economía española podemos compararla con un enfermo que, tras una grave enfermedad, ya puede andar, pero no puede participar todavía en una carrera de 100 metros lisos.

Esta semana el INE publicó el índice de producción industrial, cuya variación mensual fue nula, tras disminuir siete y nueve décimas porcentuales en mayo y junio, respectivamente. Con ello, la producción de julio cayó un 3% en tasa anualizada respecto a la media del segundo trimestre [gráfico superior izquierdo]. Los datos mensuales encierran una cierta volatilidad, pero la tendencia de los últimos meses es clara. Esta ralentización también afecta al sector de los servicios. Como se ve en el gráfico superior derecho, indicadores tan significativos como las pernoctaciones en hoteles y las afiliaciones a la Seguridad Social registran tasas intertrimestrales negativas en el primer caso y una notable desaceleración del crecimiento en el segundo. Aún así, el indicador PMI mantiene una tendencia al alza que hace prever que el sector en su conjunto se mantenga en crecimiento, aunque sea a menor ritmo. El sector que mantiene su línea de mejora es la construcción. Como mostraron los datos de precios de la vivienda conocidos esta semana, el mercado residencial parece que ha tocado fondo, y los visados de obra nueva ya empiezan a crecer, aunque desde niveles ínfimos, lo que apunta a que la construcción de viviendas empiece a aportar positivamente al crecimiento de la economía a partir del próximo año.

Blog150914(1) Los datos del III T 2014 se refieren a julio para el IPI y las pernoctaciones y a julio-agosto para afiliados y PMI.
Fuentes: M. de Empleo, INE, Markit Economics Ltd. y Funcas (previsiones 2014-15).
Gráficos elaborados por A. Laborda.

Estos datos y argumentos son los que han llevado a Funcas a revisar ligeramente a la baja el crecimiento del PIB previsto para la segunda mitad de este año. Antes se contemplaban tasas trimestrales de seis décimas para el tercer y cuarto trimestre (2,4% anualizadas) y ahora se reducen a cuatro décimas. Como consecuencia, el crecimiento medio anual se reduce una décima, hasta el 1,3%. Esto debería llevarnos a revisar también a la baja la previsión para 2015, pero otros factores van a actuar en sentido positivo: las mejores condiciones financieras que se prevén ahora tras las medidas y anuncios del BCE, y el efecto de la reforma fiscal, que para las familias puede suponer un aumento de su renta disponible de unas siete décimas porcentuales, cuyo destino será, al menos en sus dos terceras partes, un mayor gasto en consumo. Por ello se  mantiene el 2,2% de las previsiones anteriores. Estos crecimientos permitirán que aumente el empleo un 0,7% en 2014 y un 1,5% en 2015 (unos 350.000 puestos de trabajo entre los dos años), lo que unido a la prevista disminución de la población activa haría caer la tasa de  paro 1,6 y 2 puntos porcentuales, respectivamente, situándose en el cuarto trimestre de 2015 en el 21,7% de la población activa.

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Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).

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